martes, 27 de febrero de 2018

DELICIOSO SUICIDIO EN GRUPO


Arto Paasilinna nos ha traído este mes una bocanada de aire fresco (nada más ni nada menos que de Finlandia) que ha hecho las delicias en las tertulias del Club.

Con un título tan explícito, nos embarcamos en esta aventura con la muerte como tema imperante sobre todos nosotros, pero sesión tras sesión, la cosa ha ido cambiando y mira por donde, hemos terminado en la vida. Y es que Delicioso suicidio en grupo nos refiere una realidad como el elevado  suicidio entre los finlandeses, pero con gran maestría y buen humor nos va adentrando en la vida, en la vida de cada uno de los posibles suicidas, en la vida de todos nosotros, intentando (y puede que consiguiendo) que reflexionemos  sobre los motivos que hay para seguir viviendo.

Nosotros, tras tocar temas tristes y deprimentes, que balaban la teoría del suicidio, poco a poco hemos dado la vuelta a la tortilla, y hemos terminado brindando por la vida, por los motivos para seguir viviendo y por el grupo que formamos en este Club de Lectura. Así ha funcionado esta novela.  Tres reuniones llenas de coloquio, debate, participación y vida, mucha vida.

También reflexionar sobre  uno de los mensajes de Paasilinna,  que si bien  se basa en el humor para narrar, no cabe duda que sin  rascar mucho en la novela se puede atisbar la gran tragedia de nuestra sociedad, su soledad y desesperanza, tragada por el consumismo sin cuartel y la frustración continua por no obtener todo lo que nos ofrecen.

No podemos dejar esta entrada se hacer mención de sus personajes: el criador de renos, el vendedor de coches, el capitán en dique seco, el furriel en la reserva, la profesora de economía doméstica, el ingeniero de caminos retirado, la jefa de estudios, el pintor de brocha gorda,  el transportista, dueño de la muerte veloz, el coronel,   el guardia fronterizo, la operaria de cadena de montaje,  el herrero, el funcionario de ferrocarriles, el director gerente,  el aguatragedias, que con sus historias trata por todos los medios de insuflar moral y ganas de vivir a sus compañeros, así como hacernos un verdadero canto a la naturaleza y al ecologismo., y muchos más que se embarcaron en un viaje asombroso por toda Europa.
Y ahora la ficha.
TITULO DEL LIBRO: DELICIOSO SUICICIO EN GRUPO
                        
AUTOR: ARTO PAASILINNA (FINLANDIA 1942)



ARGUMENTO: Suicidarse es un acto íntimo, personal, pero arduo y complicado. Así que, qué mejor que reunir a todos los suicidas en potencia de un país y acordar suicidarse en grupo. Seguidamente se planifica todo meticulosamente, gente eficaz no falta, y con todo lo necesario, los más “desesperados de la vida” se lanzan a un viaje con el único propósito de poner fin todos juntos a su vida.

VALORACIÓN: Como su título indica, delicioso. Con una lectura fluida y un entramado muy bien esquematizado mediante capítulos, el libro va como un autobús a toda potencia hacia…. Que no, que no lo voy a decir. Momentos hilarantes, sonrisa permanente, y un humor muy mordaz que deja entrever una crítica audaz a la sociedad finlandesa y por extensión a toda la sociedad europea afianzada en el consumismo más salvaje. Un viaje a ninguna parte que nos hará reflexionar sobre la vida y la muerte, sobre la soledad y la incomunicación, sobre el amor y la amistad, y sobre todo lo importante que es tener un amigo o grupo de amigos, para decidir cuestiones transcendentales, aunque “en esta vida lo que más importa es la muerte, y tampoco es que sea para tanto”. Se le califica como: CRIANZA



jueves, 22 de febrero de 2018

DE LUTO POR EL CHISTE DEL MES

Hoy ha fallecido ANTONIO FRAGUAS  "FORGES". Mierda puta. Nuestra sección mensual el chiste del Mes, se une junto con todos los componentes del Club de Lectura al duelo por su pérdida, agradeciendo una vez más su estancia entre nosotros y los divertidísimos momentos que nos ha dado en estas entradas.





viernes, 16 de febrero de 2018

EL CHISTE DEL MES

¿A ver si va a ser verdad que es verdad?. Lo cierto es que el tiempo ni se gana ni se pierde, se usa, y cada uno con su tema, ¡que grande es Forges!

Una sonrisa, porfa.


domingo, 11 de febrero de 2018

EL RICÓN DE PILAR

Infatigable. Otro adjetivo que unir a los ya aludidos hacia nuestra Pilar. Nunca nos dejes de sorprender y un millón de gracias por demostrar que si se quiere, se puede. Por supuesto que se puede y de hecho queremos leer tu versión sobre la novela. Y por cierto, no nos da nada de pudor. O tal vez sí...


PUDOR



Una historia sobre la intimidad

sobre los deseos y los miedos

que no confesamos ni siquiera

a quienes más queremos

Para que no nos hagan daño

nos protegemos con mil secretos

que nos hunden hasta lograr ahogarnos

abatidos por la soledad el aislamiento



SERGIO

El primer fantasma que vio Sergio

fue en el hospital, cuando murió su abuela,

mamá le había dicho, que con cuidado

podía en la cama jugar con ella,

con su colección de muñecos

o hacer una guerra de escupitajos,

quiso jugar a la invasión de los robots

se le fue la vista hacia los aparatos

a los que estaba unida la anciana

por tubos delgados y largos

que penetraban en sus narices

y se perdían tras sus labios,

la botella sería el depósito de energía,

el aparato el tablero de mandos,

los tubos los conductos de circulación,

subió a la cama emocionado,

sentado sobre la abuela

surcó galaxias y sistemas planetarios.

Comprobó que la abuela estaba dura

como el metal antigravitacional,

apareció un fantasma por la puerta

 con el pijama abierto por detrás.

Una cicatriz le subía hasta el cuello,

 el suero en su mano llevaba,

olía a rancia medicina

y a carne putrefacta.

Sergio fue hasta el río con Yasmín

arrancó la cola a una lagartija,

apareció luego un escorpión

el niño no lo perdió de vista,

prendió un círculo de fuego a su alrededor

el animal no encontraba salida,

levantó en aguijón y se pico la cabeza

para no quemarse o morir de asfixia.

Había entre los matorrales dos fantasmas

un chico que se encontraba de pie

y la chica con uniforme escolar

estaba de rodillas frente a él.

 La pinga se le puso dura,

cuando vieron a Sergio, se detuvieron,

al principio parecían asustados

pero luego maliciosamente sonrieron



LUCY

Los hombres cuentan chistes en el velatorio,

las mujeres lloran con la pena agotada

liberándose de las últimas lágrimas

que guardaban pero sin desperdiciarlas,

no fueran a quedarse sin reservas

para otro muerto que las necesitara.

Al día siguiente preparó el desayuno

despidió a los niños con besos,

plancho las camisas de su esposo

le recordó su consulta con el médico.

Se cerró en el baño y rompió a llorar

observó como le colgaba el pecho

las oscuras bolsas bajo sus ojos

apartó la mirada del espejo.

Encontró una nota en su bolso:

“quiero lamerte desde las piernas al cuello,

quiero que seas mi puta privada,

en el mercado a las 11,30 te espero”

Deslizar notas en el bolso de una casada

es la perversión de un enfermo

¿habrá sido algún amigo de la familia?

Barajó la posibilidad de que fuera Alfredo.



ALFREDO

Hacia un gran esfuerzo en concentrarse

en lo que el médico le está diciendo,

sus palabras parecen bruma difusa

que va lacerando tus huesos.

Le habría gustado al salir de la consulta

ser esclerótico como el abuelo

para confundir las memorias mas dolorosas

para no tener malos recuerdos.

Solo disponía de seis meses,

le asombró su serenidad y su apatía,

se le hacía difícil tener que contarlo

ni él mismo tenía claro lo que sentía.

Compró tabaco y wisky

llevaba dos años sin fumar

pero dadas las circunstancias

ya todo le daba igual



MARIANA

Le dolía la tripa y saltó el potro,

perdió las gafas al caer al suelo,

cuando Kati se acercó a ayudarla

quiso fundirse con el pavimento.

Le aterraban las duchas comunes,

sus compañeras tenían pechos,

unos glúteos redondos y turgentes

y chuchas con abundante pelo.

Vio tres manchas rojas sobre su calzón

le cautivó Kati con su sonrisa

no era vergüenza, era pudor

ella prefería estar vestida.

Fue a casa de su amiga Kati

a llevarle un esmalte de unas negro

para poder subir a su cuarto

dice a Mari Pili que necesita un cuaderno.

Cuando dos mujeres son muy amigas

terminan por estar a la vez indispuestas,

sellaron su amistad con esmalte negro

y con la sangre de sus reglas.

Kati le entregó por error su diario

Mariana durmió abrazada al cuaderno

su corazón alborozado la cunaba

con su incesante y tenaz golpeteo.



ABUELO

Había dejado de servir para querer,

luego dejó de servir para trabajar,

mas tarde, para tener una casa,

ahora no sirve ni para recordar.

La mayoría de sus mayores

habían ido desapareciendo,

el rostro de una mujer en el parque

estaba surcado por el tiempo,

hasta los ojos y la lengua tenía arrugados

un tic en la mano era su único movimiento,

como si pasase las cuentas de un rosario

mientras fijaba la vista en el cielo.

Antes no desperdiciaba un pedazo de carne

si podía metía mano a las chicas,

ahora lo consideraban un síntoma

de Parkinson y le sonreían.

Iba aprendiendo a encontrar hermosura

en los huesos quebradizos, en las cabelleras

que dejan adivinar el blanco ceniciento,

en la mujer frágil que si se toca se quiebra.



La conoció en la tienda, se encontraban

en el residencial de vez en cuando,

en sus casuales encuentros, se sonreían

y  se quedaban charlando.

Ella pidió al abuelo ayuda

para desatascar su fregadero,

él dio un pretexto a su esposa

se encerró en el baño, se miró al espejo.

Su barriga se desparramaba,

tenía el pelo blanco y ralo,

le faltaban dos dientes y su pene

le parecía encogido y repantigado.

No había hecho el amor en años

acarició a la abuela acostada en la cama,

ella exhaló un murmullo de fastidio

y se envolvió en las sábanas.

Se imaginó a Doris quitándose

una ropa interior de negro encaje,

evocó con señoras de piernas abiertas

acariciando su vientre en el parque,

bajó la edad de sus fantasías

fantaseó con rubias de pechos descomunales,

su pene siguió igual de flácido

su mente seguía sin impulsarle sangre.

Tiñó su pelo para su cita

vistió camisa de color melón,

un abrigo largo cubría su cuerpo

a pesar del sofocante calor,

parecía un viejo verde

en lugar de un fontanero,

el le llevó bombones,

 ella hablo de su esposo muerto,

había participado en cuatro

golpes de estado y dos guerras,

para acabar muriendo en su casa

tras un resbalón en la bañera.

Desatascando el fregadero,

se había ensuciado la camisa,

ella se ofreció a lavársela

con la mas encantadora de las sonrisas.

Ella lo miró a los ojos,

el agarró su mano,

la tubería arreglada se puso

a soltar agua por todos los lados.



GATO

Reconocía el olor, se puso nervioso

sintió un impulso desconocido,

se preocupó, sabía que era malo

y trató de reprimirlo.

Arañó la alfombra en un esfuerzo

por resistir, pero no fue posible

rascó el sofá, se acomodó en él

y vació sus riñones sobre los cojines.

Tal vez el olor provenía

de aquellos monstruos de mármol

que Lucy compraba y aunque inmóviles

el sabía bien que eran malos.

Las luces se encendieron

cuando el trepó hasta la mesa,

calculó el impulso y brincó

sobre sus patas traseras.

Lucy ya no aguantaba al animal

decidieron que había que castrarlo,

con la jeringa colgando de su lomo

escapó de la mesa del veterinario.



Vio la puerta abierta llegó al ascensor,

dio otros cuatro pasos con cautelosos,

al fin libre, dueño de su terreno

se sintió tremendamente orgulloso.

Un montón de escaleras desembocaban

en una oscuridad desconocida,

temió no encontrar el camino de vuelta

y quedarse sin su comida,

sin un tejado sobre su cabeza

abandonado a su suerte, sin calor

se lamentó en la puerta de casa

con maullidos de desesperación.



MARI PILI

No trabaja para cuidar a sus niñas,

compra mucho, le cuesta masticar

después de cien mil operaciones

y de su liftin integral.

Las zonas mas flácidas de su cuerpo

se las había tensado o estirado.

por lo que llevaba semanas

comiendo solo alimentos blandos.

Tenía que dormir boca arriba

pues temía que algún ventarrón

formase un cráter en su mejillas

o le dejase la cara como un acordeón.



Nadie esperaba que fuese puntual

Lucy llegaría con de retraso,

pensaba que le daría risa descubrir

quien le esperaba en el mercado.

Vio a la vecina coreana con quien comparte

los conductos de ventilación del baño,

a menudo la oía haciendo el amor

a pulmón partido con su coreano.

Empezó a sentir con intensidad

las miradas del pescadero y verdulero,

la mirada lujuriosa del policía

subiendo de sus nalgas hasta el cuello.



Mariana ya es mujer, dice Lucy

la niña avergonzada abandona la mesa

-yo no puedo comer sal- dice el abuelo

no pienso probar las lentejas.

Se hizo el silencio

en el plato de Lucy cayó una lágrima,

mandó a Sergio a su cuarto

declaró la comida terminada.

Alfredo miró el cuerpo de su esposa

estaba bien proporcionada

a pesar de un principio de celulitis

y alguna estría despistada,

constató una vez mas no sentía

 hacia ella un deseo de besarla,

podía amarla, verla hermosa,

pero era otra cuestión tocarla.

En la TV una mujer deprimida

lamentaba las manchas  en su blusa

pero se mostró feliz y risueña

cuando un detergente la mostró impoluta

-ojalá hubiese un detergente

para las manchas de humedad de la tristeza

para las salpicaduras de  la amargura

para olvidarme de mi condena-

El rodeó con el brazo a su esposa

ella tenía muchas cosas que contar,

no se movió mientras la soledad le abrazaba

no supo por donde empezar.

Quizás a los hombres

también deberían castrarlos

pensó recordando a su gato sin nombre

en la consulta del veterinario





-Estabas deliciosa en la pescadería

pero ahora quiero ver mas

en la clínica San Felipe 3,45 p.m-

la volvió a citar

No se turbo, lo encontró divertido,

tal vez era un enfermo mental

pero llevaba demasiado tiempo

sin sentirse mirada de verdad.

Desde hacía años se maquillaba

solo para verse agradable,

se pintaba para disimular sus defectos

no para realzar sus cualidades.

Llegó a la clínica, recorrió los pasillos

sintió que tras una puerta la miraban,

sintió deseos de tocarse entró al baño,

metió su mano bajo la falda,

imaginó que no era suya la mano

la idea le dio mucho calor,

introdujo un dedo en busca

de la areola del pezón,

 se desabrochó la blusa impoluta

para tener una mejor visión,

su pecho era mas bello que nunca

suavemente lo acarició.

Le pareció al llegar a casa

que había desaparecido el asqueroso hedor,

mandó al niño a la cama temprano,

dejo al abuelo frene al televisor,

se quitó la ropa ante su esposo

mostrando los encajes negros de su calzón,

-¿Te gusta?- preguntó ella

-si- fue escueto en su contestación.

se acostó de espaldas a su esposa

no quería ver, los ojos cerró,

Ella le abrazó por la espalda,

acarició su entrepierna,

besó sus tetillas, su panza,

con los labios y la lengua.

Sintió como se endurecía su voluntad

sus suaves jadeos se incrementaban,

el la tomo por la cabeza y empezó

a marcar el ritmo que deseaba,

primero muy lentamente,

después un poquito más rápido,

luego la hizo trepar hasta

arrodillarse sobre su regazo,

buscó la entrada a la cueva

y una vez acoplados,

se imaginó que estaba con otras

ex novias, compañeras de trabajo...

era capaz de hacer el amor

con los pechos de una y el culo de otra,

con el vientre de una tercera

de pícaros ojos y ardiente boca,

concentrándose en cada momento

en el cuerpo que su imaginación elegía

el problema es que los coitos de Lucy

duraban mas que sus fantasías.

Pensaba entonces en cosas inocuas

para no terminar tan deprisa,

con Lucy al punto del orgasmo

se concentraba y se ponía al día

para llegar al final con ella

y acariciarla hasta que se dormía,

era su costumbre desde que se casaron,

normalmente ella lo abrazaba,

hoy no lo hizo y sintió Alfredo

que habían hecho el amor desde la distancia.



Alfredo decidido sincerarse con Gloria

mientras en el baño se masturbaba,

sus tetas seguían siendo horribles

pero sus ojos desprendían confianza.

No se atrevió a contarle nada,

por lo que cogió la guía telefónica

y marcó u número al azar

la voz resultaba acogedora:

-me voy a morir, me llamo Alfredo-dijo-

- respondieron: se equivocó de número,

-me quedan seis meses de vida, insistió

-lo lamento, lo siento mucho-

Al día siguiente tomo las manos de Gloria

entre las suyas, las acercó a sus labios,

ella las retiró azorada y temblorosa

y salió acelerada del despacho.

Luego, mientras hacia el amor con Lucy,

esas manos se repitieron

en su mente mas que cualquier

otra parte de cualquier otro cuerpo.



Decidió hablarle a su esposa

pues lo que el necesitaba era llorar

y eso era algo que no podía

hacerlo frente a nadie más.

Lucy se maquillaba en el baño

le pidió el perfilador del bolso.

su contenido rodó por el suelo

él  lo fue recogiendo poco a poco

llevaba lápiz de labios, toallitas

lapicero, agenda y espejo,

novelas de corazón, jabones

y una nota abierta en el suelo:

-Tus tetas no se van de mi cabeza,

ahora que vas a enseñarme?

Sushi bar, domingo 12,30 p.m...

¡su mujer tenía un amante!

Recordó su aventura con Mari Pili

meses antes de su aumento de pecho,

ella se negó tras su cirugía

a desnudarse delante de Alfredo.

Intentó recuperar su matrimonio

tras mil operaciones hoy lucía perfecta,

pero el imbécil del marido

 pagaba los gastos sin apreciar su belleza.

En un aparte, interroga a Mari Pili

quiere saber si es buen amante,

él dice que cree que su mujer le engaña

ella le contesta que va a divorciarse.



Volvió a ver a la mujer en un banco,

tiro sus pastillas para que la enfermera

tuviera que volver a casa a por otras

él se levantó, se dirigió hacia ella.

Les separaba una distancia enorme

él temió no llegar a tiempo,

como odiaba la exagerada lentitud

que le imponía su decrépito cuerpo.

Saludó a Doris como viejos amigos

pidió permiso para visitarla,

la enfermera informó al abuelo

que Doris estaría encantada,

sobre todo ahora que iban a llevarla

a la casa de reposo “Mis mejores años”

ella le miro, pero sus ojos

parecían atravesarlo.



Lucy entró a un cajero y se acercó

sonriéndole a la cámara,

bailó, moviendo sus caderas

se mordió los labios ruborizada,

se desabrochó la blusa,

coqueteó con la pantalla,

se dio la vuelta, balanceó el trasero

como irreverente colegiala.







Mariana encontró a Javier y a Kati

besándose en la discoteca,

las manos de ella  rodeaba su cuello

las de él, en el culo de ella.

Se quedó el resto de la fiesta llorando,

Kati, a lo suyo... ni se dio cuenta,

Javier era un imbécil, pero “para eso”

no precisaba de su inteligencia.

Mariana sacó la navaja de afeitar

cerró los ojos, la acercó a su muñeca

se sentía incapaz de presionar,

la salvó alguien que  llamó a la puerta.



Sergio sintió que lo llamaban de la cocina

encontró unas pantuflas y medias viejas,

una bata roída por el tiempo

al instante reconoció a su abuela.

Ella avanzaba con el dedo

apuntándole a él en silencio,

sintió miedo y fue a esconderse

detrás del sillón del abuelo,

quien nada mas verla le dijo:

-¿donde diablos te habías metido?

he conocido a una mujer en el parque

que va a vivir en un asilo.

Te has portado muy mal conmigo

ni siquiera estás ahora para aconsejarme,

ya no soy el hombre de la casa,

sin ti, no soy el hombre de nadie.

Voy a tomar mis propias decisiones

me iré con Doris, porque tu no estás,

no quiero ni una queja ni una protesta

tuviste tu oportunidad,

yo te quiero muchísimo

pero esto ya no puede ser,

si no me llevaste contigo

cuando te fuiste, ahora déjame-

La abuela acercó su boca llena

 de tubos a las canas del abuelo,

le dio un beso en mitad de la calva,

una velada caricia, y se marchó luego.

El anciano sacó los folletos

de la casa de reposo “Mis mejores años”

las tarifas en última página

informaban de que no era muy caro.

-Algo he hecho mal, pensó Lucy

para que el abuelo quiera marcharse-

pero en su interior no tenía

tiempo para sentirse culpable.

Fue a su cita del bar Sushi

enseguida sintió la mirada

entró al baño, cerró con pestillo

en el water se quitó la falda,

se observó el sexo en el espejo

cubierto por una selva negra rizada,

deslizó la mano por su entrepierna

y comenzó a frotarla.

Le hubiese gustado tener

una lengua muy larga

para llegar ahí abajo

para invadir sus nalgas.

Diez minutos después

salió del baño, y pago en la barra,

camino de casa sintió de nuevo

en su nuca una ardiente mirada.



Hasta esta mañana, Alfredo

nunca había espiado a su mujer,

armado de chandal y zapatillas

dijo a Lucy que se iba a correr.

Esperó a que saliera de casa

se refugió en un cajero

dio un susto de muerte al cliente

que estaba operando dentro.

Un policía se le acercó

al verlo escondido tras un seto,

le pidió la documentación

creyéndolo un vulgar ratero.

-sigo a mi mujer para sorprenderla

está en el bar, y creo que me engaña-

Lucia salió sola de la cafetería

Alfredo tomó el camino de casa.



Mariana imitó la letra de Kati

practicando en sus propios cuadernos,

engalanó el diario de su amiga

con corazones flores y besos.

Escribió: -nunca olvidaré este día

que he pasado con Mariana,

tal vez ella corresponda a mi amor

sueño con tocarla toda y besarla-

Fue a casa de su amiga, la recibió

Mari Pili con los ojos hinchados,

le entregó el cuaderno advirtiéndole

que no lo abriera, que era privado.

Se sentó la madre en el salón,

en la mesa de cristal miró sus párpados,

abrió el cuaderno de su hija

recostándose contra el respaldo.



Se sintió satisfecho al cerrar su maleta,

no le había costado mucho,

mientras la hacía se había sorprendido

de las pocas cosas que tenía en el mundo.

Vio a Doris sentada en un banco

el se acomodó en el extremo,

le dijo: -creo que metí la pata

aquel día con el fregadero,

solo quería impresionarte

y en verdad quedé ridículo,

a pesar de los años pasados

necesitaba decírtelo-

Pasó con ella la tarde entera

contándole su vida y sus pasatiempos,

sus aficiones sus programas favoritos,

sus temores sus desasosiegos.

Dijo que se quedaba a vivir allí

quisieron prepararle un cuarto,

-dormiré con Doris- dijo a las enfermeras-

el cuarto no será necesario,

dejémonos de bobadas cariño,

dijo a Doris con su mejor sonrisa,

las enfermeras lo miran indulgentes

y avisan a la familia.

Se negó el abuelo a salir del asilo

tendrían que usar la fuerza para sacarlo,

se puso su pijama de franela

y le prepararon un cuarto.



Sergio informa a Jasmín:

-vamos a ver tu muerto-

calcula como entrar en la casa

ella le dice que no tiene huevos,

él se bajó el pantalón para que viera

que los tenía bien puestos,

ella se sube la falda, se baja el calzón,

se sienta con los muslos abiertos,

comprueban que ella no los tiene

parece que se los arrancaron,

dejando en su lugar tan solo

una cosa horrible colgando.



Ahora solo quería ver tu cara!-

Lucy llegó a la juguetería y entró,

pidió un zumo, apareció un hombre

le dio un vuelco el corazón.

No tenía nada especial

se sintió decepcionada,

sus ojos se cruzaron, saludo con la cabeza

cuando él levantó la mirada.

Subía y bajaba sus dedos por la pajita

arriba y abajo, como si la masturbara,

-¿Eres tu verdad? -preguntó ella

le resulto desconcertante su mirada-

Se fueron juntos, el la besó,

su lengua parecía mas ancha que su espalda,

a rastras la metió en un edificio

en el cuarto de la instalación del agua.

Sintió sus manos succionando sus nalgas

aguantó sus dientes mordiéndole el cuello,

su lengua en el lóbulo de su oreja

y sus labios lamiéndole el pecho.

La hizo arrodillarse hasta tener su boca

a la altura de su bragueta,

para cuando quiso resistirse el ya estaba

embutiendo su miembro en la boca de ella.

Era más nervudo que el de su esposo

mucho mas gordo y olía peor,

el miembro empezó a ponerse flácido

cuando ella se resistió:

-Chúpamela, puta de mierda-

ella no quería ni mirarlo,

ya no se veía como un mástil erecto

sino mas bien un fofo colgajo.

Corrió a casa, vomitó,

saco de su bolso el espejo

- lo que te ha hecho ese maricón

yo nunca te hubiera hecho

yo solo quería mirarte-

-decían las letras del espejo-

 mañana en la farmacia San Felipe

 las 7,20 te espero-



Alfredo no sabía como saludarla

cogió con las manos sudorosas,

el clavel y la nota de su escritorio

“para mi jefe con afecto y aprecio Gloria”

Tomaron un café tras la jornada,

el silencio se hizo largo y espeso,

el  ventanal daba al mar, su color

se confundía con el del cielo.

Le agradeció que no se hubiera enojado

y le pareció un buen momento

para contarle que le quedaban 6 meses,

cada día un poquitito menos.

Sus bocas estaban cercanas

él sintió el calor de su respiración,

y como si sonasen mas fuertes que las olas

escuchó el latido de su corazón.

Se besaron, fueron al hotel

que frecuentaba antes con su esposa,

cuando se acostó sobre ella

sintió espasmos de nervios en Gloria.

Le preocupaba lo que pudiera pensar

 de ella, pero quería hacerlo,

lo montó sobre ella con desesperación

temiendo perder la excitación por los nervios.

No pudo detenerla. ella se acostó

 y lo arrastró encima de su cuerpo,

nada abultaba en su delantera

bajo el calzón que aún llevaba puesto.

Se frotó contra ella para comprobar

si el roce surtía algún efecto,

visualizó revistas pornográficas,

llevó la mano de ella hasta su miembro,

la lujuria y la intensidad de las caricias

no hicieron reaccionar su cuerpo.

Pensó en llamar al servicio de habitaciones

y pedirles una erección,

ella se detuvo decepcionada

él avergonzado, se disculpó.

Ella quería hablarle de sus maridos

y sus amantes intermedios,

ella creía en el amor profundo,

él quería quitársela de en medio.

Quiso ella volver a jugar,

se sentó sobre él con los pechos colgando,

el pensó que alguna de esas tetas

podría caerse y hundirle el cráneo.

Lo vio triste y quiso animarlo

 bailando insinuante y desnuda,

se deshizo de ella cariñosamente

cuando trató de meterlo en la ducha.

No podía sincerarse con Gloria

pues de forma inesperada y repentina,

su secretaria se había convertido

en una más de su familia.



Eran como cuchillos afilados

los ojos de Kati odio destilaban,

sintió cosquillas cuando en el baño

le llamó ante todos lesbiana.

Le acuso de estar enamorada de ella,

y de que se moría de las ganas,

de que le ella tocara la chucha

aunque fuera de una patada.

En un momento las rodearon

al fragor de la batalla,

Kati con increíble encono

pateaba el cuerpo de Mariana.

Ayudada por dos amigas intentaron

meterle en la taza la cabeza,

oyeron llegar las monjas la dejaron

arrodillada y de escupitajos cubierta.

Se limpió la sangre, los mocos,

Mariana ideó la peor venganza,

se acercó a Javier olvidando

la repulsión que le inspiraba.

Quiso tomarse con el una cerveza

fueron a beberla cerca de su casa,

el le tocó la pierna ella no se resiste

prácticamente ni hablaba.

Le mete la mano bajo la blusa

apesta a tabaco y alcohol,

le da un beso pegajoso y baboso

y le pide que le ponga el condón.

Javier se agitaba con fuerza

haciendo moverse el coche entero,

ella sintió por dentro un desgarro

como si le inyectasen fuego.

Él terminó en 30 segundos

ella le arrancó el condón,

lo anudó para conservar el semen

y en un sobre lo guardó.

Escribió una nota para Kati

-”si le ofreces a un chico tirar

no importa lo atractiva que seas

dirá que sí... aceptará”

Dejó el sobre en la casa de su amiga

se dio una ducha entera y humeante,

el agua arrastraba los líquidos de Javier

vio su calzón sucio de sangre.



El olor venía de todas partes

como transportado por la niebla,

bajó las escaleras sin marearse

divisó la calle, traspasó la puerta.

Encontró la fuente de sus desvelos,

era una gata negra y blanca

de aspecto atigrado, que en un jardín

contra el caño de riego se frotaba.

Entre ronroneos y gemidos

ella lo provocaba

apretando sus cuartos traseros

contra cualquier saliente que encontraba.

La acechó como si fuera una presa,

era hermosa, pero estaba acompañada,

un gato persa  la miraba con lascivia

le ponía ojitos y maullaba.

Primero había que vencerlo a él,

se acercó a su rival a pecho descubierto,

el persa saltó primero, el lo recibió

con las patas delanteras y le mordió el cuello.

Se tronzaron, se arañaron,

 por el suelo rodaban

le hizo huir, ahora tendría

que enfrentar el escollo de la gata.

Logró saltarle sobre la cola

pero no logró capturarla,

ella lo rechazó de un zarpazo

atacó de nuevo por la espalda,

trataba de mantenerla quieta

forzándola con las patas,

con un fino trabajo de puntería

consiguió apaciguarla.

Fue una operación compleja

que le llevó bastante tiempo,

ya ahí, se meneó unos segundos

y sintió un placer inmenso,

cálido como la alfombra del baño,

atrayente como el sillón del abuelo,

la aventura valió la pena, el proceso

duró tres minutos y medio.

Ella se dio la vuelta

le arrasó la cara de un zarpazo,

se ensañó con las heridas que tenía

hasta doblarlas de tamaño.

Le mordió el cuello y el lomo,

el huyó hasta el límite de sus fuerzas,

recuperó el aliento, lamió las heridas

que alcanzaba con su lengua.

Pensó que si volvía a cruzarse

con esa gata se la tiraría de nuevo,

la mordería hasta que aprendiera

a ser sumisa y demostrarle respeto.

Luego entendió que lo primero

era encontrar el camino a casa,

tras su huida, no tenía

ni la más mínima idea de donde estaba.



Sobre la cama del viejo había goteras

la alcoba  no tenía ventanas ni baño,

sus compañeros de cuarto eran

uno alto y gordo, otro enano.

Guillermo y Eugenio se presentan

eran tremendamente simpáticos

Sinesio, flaco y bajito

tenía cara de amargado.

Paseó con Doris por el jardín,

mas los comedores estaban separados,

el administrador le habló con suavidad

y modales amanerados.

Pero él se mantiene firme:

le digo que de aquí no me voy!-

será necesario que su familia

respalde su decisión.

Tratan de sacarlo a la fuerza

al verlo sus compañeros,

tratan de echarle una mano

Sinesio temblando se tira al suelo.

Quiso hablar pero sus músculos

no querían acompañar el esfuerzo,

el viejo se convulsiona

llaman con urgencia a un médico.

Cierran los tres la puerta del salón,

arriman un mueble para bloquearla,

trabaron ventanas pegaron en ellas

carteles que decían : zona liberada.

Al ver a sus amigos a salvo

Sinesio recobra la calma

gruñó, se fue a su cuarto

sin pronunciar ni una palabra.

Llegó Lucy a la residencia, el viejo

 le asegura:- no se está mal acá

si tienes el control de la tele

este puede ser un buen lugar,

es duro lo que quiero decirte,

pero es hora de que se independicen de mi

hay que asumir llegado el momento

que la vida es así-

Lucy secunda el motín

se declara rehén y advierte:

-cumplan sus exigencias

están armados, hasta los dientes-

A cambio de Lucy quieren a Doris

el centro cede a su chantaje

porque en la puerta de la sala

las visitas empezaban a acumularse.

Para evitar mas publicidad negativa

llevaron a Doris a la sala de visitas,

Lucy se despide de sus compinches

con besos abrazos y risas.

Estaba feliz porque esa noche

por primera vez en muchos años

el abuelo pasaría la noche

con un cuerpo caliente al lado.



-Lo nuestro no puede ser- dice Alfredo

mi matrimonio quiero salvar-

Gloria con la cabeza gacha responde:

-te denunciaré por acoso sexual.

Sabía que lo nuestro sería breve

un superhombre yo no buscaba

te resultó fácil convencerme

total, solo soy tu empleada-

Ella queda sollozando

cuando él se levanta y se marcha,

llamó a la casa de su jefe

para vaciarse de rabia.

Lucy parecía en otro mundo

cuando Alfredo llegó a la casa,

le dijo con reproche mudo

que había llamado su secretaria.

-sabe que te gustan los sandwich

después de hacer el amor,

conoce cada lunar de tu cuerpo,

el color de la ropa interior

que  tu estúpida mujer  te compra,

la que tú te pusiste ayer,

que la llevaste, donde a mi me llevabas

me confesó el nombre del hotel-

Alfredo le pide el bolso

del que empieza a sacar papelitos,

escritos con la misma letra

estaban en diferentes bolsillos,

en el neceser cosmético,

en un compartimento de la agenda,

eran miles y en voz alta

Alfredo comenzó a leerlas.

Se repetían muchas veces palabras

 como culo, chucha o tetas,

Sergio estaba aterrorizado

Mariana sentía vergüenza.

Lucy seguía llorando, Alfredo

continua: -y con él te encuentras

como una perra mientras tus hijos

con sus amigos juegan.

¿Quien te escribe estas cartas?-

-¡Yo! Gritó Lucy afligida

la letra podía parecerse 

Alfredo reconoció la tinta

de la preciosa pluma que ella

 le  regaló en su último cumpleaños,

que en un cajón tenía guardada

y jamás había utilizado.

Trató de acariciarla, pero se zafó,

él esperó que se calmara,

le rozó las mejillas frías,

le acarició la espalda,

le rascó la cabeza como le gustaba,

secó las lágrimas y los mocos,

el maquillaje corrido formaba

garabatos grotescos en su rostro.

Él le pide otra oportunidad

afuera, la niebla se disipaba

el quiso decirle que su bomba

desde hace días estaba activada.



Iban a ver al muerto del 4B

en la azotea, Sergio salto la baranda,

espérame en el rellano yo te abriré

la puerta desde dentro de casa.

Se agarró a la cornisa

 bajando de espaldas,

buscó apoyo en el balcón del 4º

trató de alcanzar la balaustrada.

Esta cedió por el peso

Sergio sintió que volaba,

a pesar de que su pierna

en el balcón estaba enganchada,

logró trepar con las dos manos

y llegar a la terraza

empujó la puerta, parecía tragárselo

el vaho procedente de la casa.

Corrió a abrir a su amiga

afirmo: el muerto no se baña

era gordo, ojos hundidos en el cráneo

estaba tirado en la cama.

Era mas feo que su abuela

Yasmín estaba fascinada,

como habían visto en las pelis

buscaron toallas y le cubrieron la cara.

Se montaron sobre sus piernas

los brazos del cuerpo parecían alas,

la cola de la nave diseñaron

poniendo libros sobre la cama.

Tenían teletransportador, cañones láser,

empezaron a navegar por el espacio,

al entrar en hiper velocidad los fantasmas

de Sergio fueron llegando.

Ellos se ocuparon del plan de vuelo,

la abuela se ocuparía de la cocina,

la tripulación interplanetaria

finalmente ya estaba lista.

Sergio era feliz rodeado de sus amigos

de sus juguetes y compañeros,

sabia que era era aquella una despedida

comprendía que los iba a echar de menos.



Mariana  pasó por casa de Mari Pili,

su marido metía en el coche sus maletas,

vio al gato destrozado y sucio

cojeando de las patas traseras.

Cuando intentaba cogerlo corría

mas que un coche de carreras,

apareció su amiga Kati

le ayudó a atrapar su presa.

Rieron aun sin mirarse a los ojos,

siguieron acariciándolo mientras

la oscuridad se iba y clareaba

el cielo sobre sus cabezas.

Un rato después sus dedos

se rozaron por casualidad,

sobre el lomo herido, sucio

y ensangrentado del animal.



Le llamaron Rocky fue recibido

como un héroe en la casa,

le permitieron conservar sus atributos

y dejarse las uñas largas.

Si se ponía melancólico o triste

se acurrucaba en el sillón,

con la vista siempre fija

en la pantalla del televisor.

Aparecían entonces reflejada la familia,

Mariana se mostraba atenta y servicial

y presentaba a la familia

a su novio formal.

Todos juegan a las cartas

o se preparan para la cena,

Sergio lleva a casa a sus amigos

a tomar leche con galletas.

El abuelo cuenta sus aventuras

y todos escuchan, hasta la abuela,

los padres se besan en público

Sergio les da una reprimenda.

Rocky tenia libertad para subirse

a las piernas de cualquiera,

toda la familia le acariciaba el lomo

y le rascaba la cabeza,

competían para darle trozos pescado

fresco y jamón de verdad,

en lugar de ese pienso reseco

de comida artificial.

Se dejaba entonces ganar por el sueño

y desaparecía la pantalla,

pensaba que era mejor no verla

fingir que allí no se encontraba,

olvidar sus incumplidas apetencias

a fin de cuentas el oscuro reflejo,

solo mostraba fantasmas

y no es bueno creer en ellos