Tras un parón por motivos de causa mayor, (mayormente no se puede hacer nada con algunos libros), aquí tenemos otra entrega alucinante de Pilar para deleite de todos nosotros.
Muchas gracias.
EL GATOPARDO
FABRIZZIO
No es que fuera gordo, era inmenso
muy robusto, y su cabeza tocaba
en las casas del común de las gentes
los rosetones de las arañas.
Capaz de enrollar las monedas
como si de papel de seda se tratara,
Al taller del platero era un ir y venir
de tenedores u cucharas
que pagan su cólera en la mesa
por la noche, tarde y mañana.
También sabe acariciar a su esposa
con una delicadeza extrema
y los botones esmerilados del telescopio,
y los anteojos buscadores de cometas.
Vivía en continuo descontento
viendo el patrimonio de los Salina,
cómo iba menguando
y la nobleza
cómo poco a poco desaparecía.
Era el suyo un jardín para ciegos,
la vista no encontraba mas que ofensas,
pero el olfato, un manantial de placeres
llenándote de gozo y complacencia.
Con el esplendor propio del reino
de las Dos Sicilias servían los ágapes
manteles resplandecientes, sopera de plata
coronada con el gatopardo danzante.
Entre dueños hijos, preceptores
se sentaban a la mesa 14 comensales,
las hijas, con la marca atávica de los Salina
regordetas y de salud rebosantes,
los varones delgados pero fuertes
temiendo todos al
honorable padre,
que con un manotazo en la mesa
hace que todos tiemblen y callen .
Giovanni, el mas querido y arisco
se fue a Londres buscando trabajo,
prefirió una empresa carbonera
a la existencia fácil del bienestar palermitano.
Fabrizzio va a la ciudad con el padre Pirrone
evitando así una bronca en la mesa,
mientras él se ve con Mariannina
el cura le espera en la Casa Profesa.
El padre le sugirió que se confesara
el príncipe contestó en tono satírico:
-¿para qué contarle mis pecados
si usted está al
tanto de mis vicios?
¿Como hago para contentarme con una esposa
que en la cama si la abrazo se santigua,
y en los momentos de mas emoción
solo sabe decir “Jesús María”?
En 20 años de matrimonio
no conozco su ombligo ni rodillas
la otra, me mira servicial y humilde
con ojos opacos de sumisa campesina.
Peco, es verdad, pero peco
para no seguir excitándome y pecar mas,
y no ser arrastrado por mayores desgracias
para arrancarse esa espina carnal-
Dios con su poderosa mano
mezclaba en sus pensamientos
las caricias de Mariannina
con la guerra y los dulces versos
TANCREDI
Fabrizzio lo quiere mas que a sus hijos
le enorgullece que se vaya a las montañas
a luchar con Garibaldi, porque es preciso
que todo cambie para que no cambie nada.
Le promete que volverá con la tricolor
en lugar de esa bandera blanca
del reino de los Borbones
con la flor de lis en el centro bordada
El príncipe quería mas a su sobrino
que a su hija favorita Concetta,
a pesar de la placidez con que la joven
se doblegaba a la voluntad paterna.
Ella no podría ayudar al joven Tancredy
a escalar posiciones en la política,
necesitaba dinero para comprar votos
y una esposa que no fuera tan retraída.
Sería una bola de plomo a los pies del marido
con aspecto de colegiala bella
fuego y llamas durante un año de casados
y ceniza durante los siguientes treinta
DONAFUGATA
Todo se encontraba en perfecto orden,
los cuadros sin polvo y brillaban los dorados,
el príncipe ocultaba su corazón paternal
bajo la regia
autoridad del amo
Russo, el mayordomo, era ágil, ojos ávidos
bajo una frente exenta de remordimientos,
Fabrizzio lo apreciaba pues veía en él
la imagen misma de una clase en ascenso.
Era amable y sinceramente afectuoso
robaba convencido de tener derecho
apoyaba a los sublevados que traerían
libertad, seguridad y menos impuestos,
mejorará el comercio, la villa estará segura
solo los curas saldrán perdiendo,
los piamonteses entrarán sumisos
a presentar a vuestras excelencias sus respetos.
No quieren los rebeldes acabar con la nobleza
tan solo desean ocupar su puesto,
que sus descendientes se crean barones
que ignoren lo que fueron sus ancestros
Los campesinos de Donnafugata
rendían a su señor un afecto sincero,
pues olvidaba a menudo exigir los cánones
tasas e impuestos
de sus arrendamientos.
Estaban contentos de ver al auténtico
Gatopardo con pantalón de piqué,
repartir sonriendo amistosos manotazos
con su rostro bonachón de felino cortés,
se dirigía con cordiales expresiones
amistosas al subordinado servicio,
y en ese momento invisible comenzó
la apresurada declinación de su prestigio.
Confiemos en que venga por fin la lluvia
dijo el príncipe, que termine ya este verano,
él, que le fastidiaban los chubascos
revelábase hermano de sus toscos villanos.
La abolición de los derechos feudales
decapitó obligaciones y privilegios,
el ansia de riqueza se llenó de codicia
de color y de ardor, como vino viejo
tan sólo una imperceptible sustitución de castas.
los nobles se alían con liberales y masones,
para arrebatar a la iglesia unos bienestares
que solo son patrimonio de los pobres,
bienes estos que serán repartidos
entre los mas
desvergonzados cabecillas,
-¿quien quitará el hambre de tantos infelices
a quienes la iglesia sustenta y guía?.
¿cómo se las compondrán entonces
para aplacar a las turbas desesperadas?-
El príncipe sabe que tiene razón el cura
pero absorto y distraído, calla
Tancerdy fue herido en Palermo
regresó a casa con un ojo emparchado,
prendido de un hilo escarlata que discretamente
aludía a la camisa roja que había llevado
Tenía un carácter solemne Donnafugata
durante la primera comida,
los criados con peluca empolvada
y calzón corto, la mesa servían,
no se ponía traje de etiqueta
solamente en eso transigía,
para no embarazar a los huéspedes
que evidentemente no lo poseían.
De la mesa eran excluidos
los hijos menores de 15 años,
se servían ponche a la romana
y vinos franceses antes del asado.
El frac de Don Colagero era un atentado
contra el buen gusto, pues sus faldones
se erguían hacia el cielo en muda súplica
y sus pies calzaban botas de botones.
A los 5 minutos de su llegada
se abrió la puerta y entró Angélica,
los Salina se quedaron sin aliento
bajo el ímpetu de su belleza.
Alta. Ojos verdes y bien formada,
su boca infantil del color de las fresas
poseía la calma y la indomabilidad
de la mujer segura de su belleza,
aunque en el momento de su triunfal entrada
los nervios hicieran temblar sus piernas
Tancredi sentado entre Concetta y Angélica
con la cortesía del culpable dividía,
con total equidad miradas cumplidos
y bromas entre sus dos vecinas.
Aquel día tras un enfado con su prima
encontró tan encantadora su furiosa mirada,
que parecía un cachorro rabioso
y estuvo a punto de besarla,
pero ese día conoció a Angélica
y ella era la
imagen del amor,
su prima era la dulce adolescencia
y las amaba mucho a las dos.
La corriente de deseo de su primo
hacia la intrusa
ensombrecía
el entrecejo de Concetta
una celosa envidia la corroía.
Se aferraba a los pequeños detalles
que demostraba su educación pueblerina,
un intento de quitarse con el dedo
los restos en sus dientes de comida,
la vulgar gracia del meñique levantado
mientras una copa de vino sostenía,
su tersa piel carecía de
nácar
y advirtió en su cuello una peca rojiza,
Le faltaba sensibilidad espiritual
pensó que Tancredi lo había advertido también
se agarró a eso confiada y desesperada
como a un clavo que no deja de arder.
Es cierto que el primo había percibido
las huellas de la diferencia de educación
y no produjeron menoscabo alguno
en su enamorado corazón
Había venido la lluvia, y se había ido
el sol subió a su trono como un rey absoluto,
que alejado durante semanas de su feudo
vuelve para reinar iracundo.
El calor confortaba sin ardor
en la tierra el trébol cauteloso apuntaba
la luz era autoritaria y sobre los rostros
aparecían suspicaces esperanzas
Fabrizio recordaba que un año antes
podía decir lo que pasaba por su cabeza,
sus aciertos eran palabra de evangelio
y sus errores, negligencia principesca.
Envidió sus antepasados que se habían hartado
de acostarse con las Angélicas de su comarca,
sin tener que pasar ante el párroco
ni preocuparse de la dote de las villanas.
El amor de Tancredi superaba su contención,
y rogaba a su
respetado tío,
que quisiera en su
nombre pedir la mano
de Angelica a su «padre amantísimo».
-Tú sabes, tío, que yo no puedo
ofrecer al objeto de mi pasión nada
que no sea mi amor, mi nombre
y mi espada-
Stella piensa que Tancredi es un traidor
como todos los liberales de su calaña,
primero traiciona al rey, y ahora
deja a Concetta tremendamente desolada.
DON COLÁGERO
Don Colágero compraba los bienes
de la iglesia y se
convirtió en el mas rico,
su mujer bellísima, es la hija del aparcero
solo sale para misa de las cinco.
Fue entendiendo que una conversación
puede no parecerse a una pelea,
que cederle el paso a una mujer
no es señal de debilidad sino de fuerza,
que se puede obtener mas de un interlocutor
si sabes tratarlos con finura y delicadeza.
Inició para él y los suyos
un proceso de constante refinamiento,
que transformó a unos labriegos brutos
y eficientes en unos caballeros indefensos.
El padre de Angélica está emocionado
dice que el amor es correspondido
que asignará a su hija en el matrimonio
bolsas de oro, tierras de olivares y trigo
Don Colágero prometió volver al día siguiente
llevando consigo el consentimiento de su hija,
fue acompañado a lo largo de los salones
mientras el príncipe desde arriba
veía alejarse aquel montoncito de astucia
de trajes mal cortados y poca sabiduría,
repleto de oro y de ignorancia
que iba a formar parte de la familia.
Problemas que parecían insolubles
en un santiamén Don Colagero resolvía,
despojado de los impedimentos
que la honestidad y la educación exigían,
como un elefante aplastando madrigueras
comportábase en el bosque de la vida,
solo le importa su ascenso a noble
sin advertir los lamentos de las víctimas.
Don Fabrizzio habiendo vivido en pequeños
y amenos valles recorridos por los céfiros
de los “por favor” “te agradecería” “ten la bondad”
con Don Colágero se encontraba al descubierto,
en una lanza azotada por secos vientos
y aun prefiriendo las quebradas de los cerros,
admiraba el aire de los bosques
que en Donnafugata arrancaban dulces arpegios.
Angélica, incluso no amando a Tancredi
se enamoró de el enseguida,
los ojos azules, la afectuosidad burlona
le causaban una turbación precisa.
Deseaba ser doblegada por sus manos
y una vez doblegada, por otras las sustituiría
pero por el momento, oír su voz
y sentirse deseada, le complacía
DON CICCIO
Don Fabrizio le había querido siempre
pero era éste un
sentimiento nacido
de la compasión que inspira toda persona
que desde muy joven se ha creído
destinada al arte y que pasados los años
dándose cuenta de que no posee talento,
ejerce esa misma actividad en más bajos peldaños,
guardándose en el bolsillo sus marchitos sueños.
Se comportaba caballerosamente
compadecía también su decorosa pobreza,
no era envidioso, sino “fiel devoto”
era un snob con altiva conciencia.
La fugitiva sonrisa de cualquier noble
era suficiente para alegrarle la jornada,
los apelativos afectuosos y los donativos
del príncipe, llenaban de sol su cara.
-Es una porquería (dijo don Ciccio)
que Tancredi se case con la hija de su enemigo
será el fin de los Falconeri y los Salina-
aseguró con un lascivo lirismo.
Pero existe un dios protector de los príncipes.
se llama “Buena Crianza” y a menudo
interviene para salvar de un mal paso a los gatopardos.
mas hay que pagarle un fuerte tributo.
El veranillo de San Martín es la verdadera
estación de voluptuosidad en Sicilia,
días luminosos oasis de apacibilidad
que a la desnudez secreta invita.
El palacio de los Salina había sido
refugio para esas eróticas jaranas,
la llegada de los jóvenes enamorados
despertó los instintos escondidos de la casa.
Cavriaghi estaba enamorado de Concetta,
pero ella estaba sorda a sus anhelos
él soñaba raptos
al claro de luna
y ella se entregaba a su anhelo mas concreto
Disuelto el ejército de Garibaldi
Tancredi se hace oficial de la Guardia Real
su amigo sigue cortejando a Concetta
pero ella de nuevo
le rechazar
piensa que después amar a Tancredi
no puede aceptar al amigo
pues sería como beber agua
después de haber saboreado el vino
Las visitas de Angélica a palacio
se hicieron cada vez mas frecuentes,
a veces, acompañada del padre
que desaparecía inmediatamente
para descubrir o tejer tramas ocultas,
otras veces la acompañaba la doncella
que entristecía a los empleados
tomando con ellos café en la despensa.
El juego en que arrastraba a los novios
estaba lleno de
hechizos y azares,
deseo malicioso y tenaz que gozaban
persiguiéndose y encontrándose.
Decía el príncipe que cuando se conocen
todas las habitaciones de un palacio
ya no era digno de habitarse
porque perdía todo su encanto.
Cada puerta, cuando se abría,
crujía como una
cortina de alcoba,
cuando se
alcanzaban era el preludio
de caricias insinuantes y voluptuosas.
Ella temblaba bajo el vestido veraniego
era una mañana luminosa y fría,
la abrazó para calentarla, el deseo
se hacía tormento y el freno a su vez delicia.
Mas de una vez
perdieron
la orientación de donde se encontraban,
se asomaban a una ventana a mirar el jardín
y adivinar en que ala del palacio estaban.
Tras la unión de Sicilia al reino de Cerdeña
el gobierno de Turín lo nombra ilustre Siciliano,
lo proponen para Senador del reino
pero él no duda en rechazarlo,
comprometido con el pasado régimen
al que está ligado por familiares vínculos,
un afecto a caballo entre dos mundos
sin llegar a encajar en ninguno,
no puede engañarse a si mismo
en política no se siente tranquilo
requisito indispensable para quien quiere
ganar a otros y resultar elegido.
Los sicilianos viven en perpetuo sueño
y odiarán a quien quiera despertarlos,
aunque sea para ofrecerles dones
y maravillosos regalos.
Le sugirió para el senado
a Don Colágero Sedara
él si que tiene ambiciones políticas
y es astuto para poder realizarlas.
-Si los hombres honestos os retirais-dijo
el visitante- el campo libre quedará
para gente sin escrúpulos e ideales
y todo como hasta ahora continuará-
-Los sicilianos no harán nada para superarse
porque se creen perfectos
su vanidad es mas fuerte que su miseria
no aceptan que nadie les de consejos
fuimos los gatos salvajes, los leones
los que nos sustituyan serán fieras
alimañas, chacales perversos y todos juntos
continuaremos creyéndonos la sal de la tierra-
Palermo atraviesa un periodo
de frívola y mundana vida,
quedó atrás el horror de la guerra
los bailes están a la orden del día.
Espantados los espectros de la expropiación,
las personas que la alta sociedad componían
no paraban de reunirse
para felicitarse por existir todavía.
La fiesta será la presentación en sociedad
de Angélica, ella le pide al príncipe un baile
es tal su destreza en la pista
que todos se apartan para contemplarles.
Fabrizzio se siente mal en la sala
ante tanta ostentación de jóvenes excelentes,
recorre en palacio y contempla un cuadro
parece que cortejara a la muerte.
Los jóvenes piensan que la muerte
concierne a otros, a ellos nunca,
el príncipe piensa en hacer reparaciones
en su futura y próxima sepultura.
La excesiva riqueza del palacio
causa conmoción en Colágero,
todo lo que ve lo transforma en dinero ,
cuadros, bandejas, candelabros...
Esto es lo que queríamos para Sicilia
asegura en un tono apacible,
demasiado pronto se le ha olvidado
que su origen es tan modesto como humilde
20 AÑOS DESPUES
La voluntad del príncipe de seguir viviendo
iba retirándosele
continua pero lenta,
como se agolpan los granos por el estrecho
orificio de un reloj de arena.
Percibía el rumor de esos granitos
deslizándose silenciosos y leves,
el tiempo se escapaba de su vida
y lo abandonaba para siempre.
A veces el mismo se sorprendía
de que su depósito vital, aún contuviera
algo en su interior después
de tantos años de constante pérdida.
Le enorgullecía percibir esa fuga
mientras los demás no sentían nada,
Stella consumida por la diabetes
a una existencia de dolor se aferraba.
El príncipe sintió sobre sí la mirada
de los ojos de Bendicó, grandes y negros,
horribles desgarraduras le habían
lacerado el hocico y el pecho.
Aguantaba el dolor sin reproche,
sus vigorosas patitas se contraían,
torturado por una ansiosa esperanza de salvación
las aterciopeladas orejas ya estaban frías.
Mientras los piadosos pulgares de su amo
acariciaban su mísero hocico,
el animal tuvo un postrer estremecimiento
y dejó el mundo de los vivos.
MUERTE: Julio 1883
Consultaron al doctor Semmola en Nápoles
le irritaba el griterío de esa ciudad paranoica,
repleta de personas extenuadas
con una irritación quejumbrosa.
Regresan a Palermo, le reciben
las máscaras de los familiares
con falsa sonrisa de regocijo
por el “buen éxito” del viaje.
Fue esa sonrisa consoladora
la que le reveló el diagnóstico de Semmola,
que a él solo le había dado
frases tranquilizadoras.
Fue entonces mientras abrazaba
a la nuera sepultada bajo su luto de vida,
a los hijos cabizbajos y pesarosos
que mostrando los
dientes sonreían,
fue cuando vio a su querido Tancredi
que con ojos de miedo lo miraba
fue entonces cuando se escuchó
claramente el fragor de la cascada,
La sonrisa del sobrino no era burlona
estaba teñida de melancólico afecto,
se supo desahuciado pues la ironía
a la ternura había cedido su puesto.
Lo trataban como recién nacido.
se miro despaciosamente al espejo,
le resultaba mucho
mas fácil
reconocer su ropa que su aspecto.
Se veía altísimo,
descarnado
con las mejillas
hundidas,
un gatopardo en
pésima forma
y barba de varios
días
El mar de Palermo inerte
se extendía ante él agazapado,
como perro que se esfuerza en hacerse
invisible a las
amenazas del amo.
hubiera querido violar en la medida
de sus posibilidades la absurda regla,
que obliga a morir enmascarado
pero le fallaban las fuerzas,
¿porqué dios había decidido
que nadie muriera con su propia cara?
pero carecía de las fuerzas
para afeitarse con la navaja.
Abandonarse al sopor era absurdo
como comer un pastel antes de un banquete,
estaba como un naufrago a la deriva
a merced de indomables corrientes.
Sentado en la terraza del hotel
advertía que ahora era otra cosa,
sentía que la vida se escapaba
de él en grandes oleadas presurosas.
Y allí se quedó, inmóvil,
sumergido en el gran silencio exterior,
dejando que le inundara
su horroroso estruendo interior.
Él era el último Salina
era inútil tratar de engañarse,
pues solo si persisten las tradiciones
puede continuar el noble linaje,
y solo él conservaba
los recuerdos originales
Su nieto Fabrizietto
tenia gusto por la vida regalada,
inclinación hacia una vida burguesa
donde se encontraba como pez en el agua.
Él era el último de los Salina
calló acechando el tintineo del viático,
preservaron la intimidad del moribundo
y la oscura estancia abandonaron.
Recordaba algunos pecados concretos
pero tan poca cosa le parecieron
que no valía la pena importunar al sacerdote
en un día que escupía fuego.
Los ojos del Gatopardo debieron
de mostrar tal confusión,
que el sacerdote tomo por expresión
de penitencia y le dio la absolución,
murmuro las silabas inmemoriales
que allanan el
camino y se retiró.
Hizo balance de pérdidas y ganancias
tratando de recordar los buenos momentos:
dos semanas previas a la boda,
las seis posteriores al casamiento,
media hora al
nacer Paolo, orgulloso
de añadir una ramita al árbol de los Salina
y el placer de advertir en Concetta
que en el carácter se le parecía
le complació recordar a Tancredi
abriéndose paso tras su regreso,
el silencio de afuera era total
el estruendo interior se volvió mas intenso.
Del grupo se abrió paso una joven
esbelta con sombrero de paja,
cuyo moteado velo no ocultaba
la gracia irresistible de su cara.
Pedía disculpas, mientras se acercaba
era ella, la criatura que siempre había deseado,
durante tanto tiempo la había perseguido
y ahora venía a llevárselo.
Pudorosa y dispuesta a ser poseída
se acerco hasta su lecho,
le pareció mas bella que nunca
cuando él le levantó el velo,
ella lo abrazó besó sus labios
y el fragor del mar cesó por completo.
Mayo 1910
Las 3 hermanas Salina
con sus secretas luchas,
por la hegemonía domestica
siguen viviendo juntas.
El cuarto de Concetta rebelaba el carácter
afable de una solterona anciana,
cuatro cajas contenían camisas
camisones batas fundas de almohada,
y separadas en “buenas”y”corrientes·
una gran colección de sábanas,
ajuar confeccionado en vano
hace mas de cincuenta añadas.
Nunca se abrían por temor a los demonios
que pudieran salir de esas cajas,
por lo que la humedad de Palermo
iba impregnando las telas que amarilleaban.
Había retratos de personas muertas
por las que no sentía ningún afecto,
pues les habían herido tanto en vida
como para no olvidarlos de muertos.
Guardaba acuarelas de palacetes,
mansiones y
residenciales casas
que sobrinos derrochadores habían
malvendido por unas monedas de plata,
y un montoncito de piel apolillada
con orejas erguidas y hocico de madera,
atónitos ojos de vidrio amarillo
Bendicó desde hace años la contempla.
Fue embalsamado hacía 45 años,
era un nido de arañas y carcoma,
pero ella no se deshacía del único recuerdo
que no le provocaba sensaciones penosas.
Un jesuita había asumido
la dirección espiritual de la casa,
cada una tenía su propio confesor
que casi a diario las visitaba.
Monseñor sabe que la casa de los Salina
es un faro en en el laicado palermitano
para satisfacer a las almas piadosas deben
autentificar los objetos venerados
En cumplimiento de disposiciones pontificias
se inician inspecciones en oratorios privados,
con objeto de comprobar la idoneidad
de las personas que en ellos están predicando.
Comprueban la adecuación del mobiliario,
el culto a las reglas por la iglesia autorizadas
y la autenticidad de las reliquias
que en las capillas son veneradas.
Concetta no creía en las reliquias,
pero las pagaba con la actitud indiferente
del padre que salda las cuentas
de los niños para que no molesten.
La exclusión de esos objetos
le era indiferente mas le molestaba,
el desprestigio de su familia en la iglesia
y en la sociedad palermitana.
Solo 5 reliquias resultaron autenticas
y dignas de veneración,
hasta que no consagren de nuevo la capilla
no podrá ser centro de oración.
Retiran el cuadro profano
que el hermoso altar presidía
los marcos porque son buenos
los amontonan en la capilla.
La muerte de Tancredi había sido
el viraje decisivo de su vida, empezando
a recorrer el desierto donde no habitan
ni el amor extinguido ni el rencor apagado.
Concetta ya no amaba a su primo,
el amor eterno suele durar poco
pero así como quien ha tenido la viruela
conserva las huellas en el rostro,
aunque hubieran transcurrido 50 años
ella conservaba en su vejez penosa,
las cicatrices de aquella desilusión
que ya casi pertenecía a la historia.
Su única adversaria fue ella misma,
destruyó su futuro su carácter impetuoso,
ni siquiera podía recurrir al consuelo
de culpar de su infelicidad a otros,
ese alivio que es el ultimo elixir
fraudulento
engañoso y timorato
con el que gustan de embriagarse
los puritanos mas
desesperados.
Concetta se retiró a su cuarto
un vacío interior inundaba su alma,
Bendicó le despertaba recuerdos amargos
dio orden de que se lo llevaran.
Los ojos de vidrio le miraron con el reproche
que aflora en las cosas que son eliminadas,
mientras caía al rincón del patio
que cada día el basurero visitaba,
recobró por un instante su forma
parecía imprecar con la pata alzada,
viéndose danzar en el aire a un perro
de largos bigotes y vacua
mirad
No hay comentarios:
Publicar un comentario