sábado, 31 de diciembre de 2016

EL RINCÓN DE PILAR

Sorprendente. Mira que no le ha gustado nada la novela y aún así, ha puesto todo el cariño en este trabajo. Sigues siendo fascinante. Felicidades.
Una vez más Pilar nos deja su "rinconcito" para disfrute de todos. Y como ha dicho la autora, y estado en el día de hoy, desearos a todos una buena salida y entrada de año.


LA MUJER ZURDA

Él venía de viaje de negocios,
ella fue a esperarlo al aeropuerto
tras el saludo, las preguntas y los abrazos
él le regaló un “te quiero”
Le pidió que pasaran la noche fuera
que se pusiera un vestido escotado,
él se siente como si se hubiera cumplido
todo lo que siempre había deseado.
Fue una noche apasionada,
el broche final que puso
un punto y aparte en un matrimonio
 ya no tenía futuro.
De vuelta a casa él busca su cara
pero ella mira para otro lado,
a los árboles cubiertos de escarcha
y por el viento de la mañana agitados.
Se miraron, primero alegremente,
después nerviosos y asustados
-quiero que recojas tus cosas
y te vayas de mi lado.

BRUNO
-Te crees que no existo- le reprocha-
que solamente tú estás viva,
saco su foto y le prendió fuego
y la empujó contra una cabina.
-Pronto tendrás pelos en los lunares
y arrugas en la garganta,
delgadas piernas de sapo y sobre ellas,
un vulgar saco de patatas,
¿como pasarás el tiempo hasta entonces?
¿sentada, mordiéndote las uñas?
te irás volviendo vieja y un día
te ahorcarás y te pudrirás en tu tumba,
vosotras, las infelices mujeres,
con vuestra sensatez mezquina y avara,
con vuestra brutal comprensión de todo
sois inútiles indolentes y vagas,
vais dejando pasar el tiempo
paseando por lugares, extasiadas,
como vanas fotos de vosotras mismas
indolentes, y haraganas,
os repantingáis en vuestros ordenados
e impecables apartamentos,
gritando por cualquier tontería
siempre con vuestros secretos,
eficientes compañeras que asfixian
a los demás con su estúpida humanidad,
máquinas, que a todo bicho viviente
convierten en menores de edad,
andáis a gatas de un lado para otro
rastreando y husmeando el suelo,
hasta que os hace abrir la boca
la muerte al venir a vuestro encuentro,
siempre el mismo estribillo,
tu nueva vida son solo devaneos,
esto que estás haciendo ahora
lo verás con el paso del tiempo,
como si fueran recortes de periódico
sucios viejos y amarillentos,
 no has hecho más que seguir la moda
que creías que dictaban los tiempos,
creo que me estás poniendo a prueba
que conmigo estás experimentando
estoy aquí para destruirte
(confesó a su esposa sollozando)
¡Esto lo ha preparado antes! pensó ella.
en verdad no quiere estar conmigo
tiene un aspecto terriblemente
mohíno  triste y abatido:
-puedes venir cuando quieras -dijo ella-
él, avergonzado se disculpó
tendió su mano portaba un dinero
que ella en silencio, recogió.

MARIANNE
Llegó a casa, puso música,
bailó antes de que sonara,
la niebla se abría a desgarrones
era una clara y luminosa mañana.
En la tele, un comentarista
entrevistaba a un invitado;
-cuénteme la historia de su soledad-
 el hombre nada dijo, quedó callado.
Ella se identificaba con su silencio
pues si la soledad no es elegida
es una incómoda y pesada  losa...
no hay palabras para definirla.
De pie ante el espejo
se mira a los ojos largo tiempo,
no tanto para observarse como
para analizarse en secreto:
-pensad  lo que queráis de mí,
cuanto más me critiquéis
antes soltaré mis amarras
más libres  de vosotros estaré-
Cambió los muebles de sitio
Stefan le ayudaba a tirar papeles,
quitaba manchas de la alfombra
ponía bombillas más potentes:
-nunca ríes, mamá -dijo el niño- solo
 cuando sin ayuda hacia ti fui nadando
dabas verdaderos gritos de alegría,
levantándome y lanzándome a lo alto.

No soporta el ruido de los niños
jugando y gritando, en el salón
ella les reprende y Stefan replica:
-no solo tu sufres, también sufro yo-
Los niños hablan bajito, contienen la risa
mientras ella continua escribiendo,
empujó la maquina a un lado
impactando en el duro suelo,
los niños ahora daban gritos
reían señalándola con el dedo
Stefan de puntillas se apoya en su madre
ella le aprieta con sus manos el cuello.
Algo subía por el borde de sus ojos,
alcanzó sus pupilas que brillaron,
lloraba en silencio sin moverse
soltó al niño y miró a otro lado.
Quiere llevar al crío a la cama
pero Stefan ya es mozo y protesta,
le pone el pijama, lo coge en brazos
lo arropa hasta el cuello cuando lo acuesta.
Tumbada en la cama boca arriba
 escucha los latidos de su corazón
se durmió en el suelo junto a su cama
 envuelta  en un austero edredón

EDITOR
Cuando dejó la empresa, su editor
le hacía ofertas de modo sistemático,
decidió ella mandarle una carta
para recuperar su trabajo.
Fue a ver a Marianne a su casa,
es desasosegado y voluminoso,
 al hablar va acercándose
mas y más al rostro del otro.
-El niño se acaba de dormir- confiesa-
y si yo no fuera su asalariada
me atrevería a darle muestras
de que estoy terriblemente cansada-
Se levantó,  le acompañó a la puerta
cambió de idea, le cogió el abrigo
-vamos a beber otra copa-
con mirada ausente le dijo
Tengo la impresión e que cada minuto
que una pasa en soledad
se le está escapando algo
que ya no podrá recuperar
El editor confiesa: he dejado
a mi amante de 20 años
para mí era muy importante
íbamos en un taxi abrazados
un joven caminaba por la acera
y tuve idea de que la muchacha
se daría cuenta de con que viejo
achacoso estaba liada
la acompañé a casa, vociferé que se fuera
salí corriendo, temí darle asco
tal vez ni siquiera vio al joven
ni sabe porqué la he abandonado-
-Fue agradable la velada -dijo el editor-
me permitiré llamarla de vez en cuando,
le da el libro que debe traducir y sentencia:
-el tiempo de su soledad, ahora será largo

Sentada ante la máquina de escribir
se identifica con lo que está traduciendo
“hasta ahora todos los hombres de mi vida
más débiles me han hecho
mi marido quiere que sea fuerte
en lo que a él le interesa, la casa
los niños, los impuestos,
 pero en  mi trabajo, me desbarata”
Siguió traduciendo: “el hombre
del que me enamore será aquel
que ame en mí a la mujer
que ya no dependa de él”

FRANCISKA
Bruno se instala en casa de Franciska
lugar de encuentro de los abandonados,
cuando le informa de su separación exclama
¡por fin tu Marianne ha despertado!
-Te estamos esperando -le dijo a ella-
ven mañana a nuestro grupo,
necesitamos a alguien que fantasee un poco
que descanse de la carrera del mundo.
Había un grupo de mujeres sentadas
mientras Franciska les explicaba algo
Marianne las vio desde la ventana
vaciló... pero pasó de largo.
Formaban un cuadro apacible
 parecían individuos aislados
que se dirigen los unos a los otros
porque necesitan sentir calor humano.
Todavía no está preparada
para contar sus miserias a extraños,
 el miedo  le echó un pulso
y ella no supo ganarlo.
Franciska confiesa, cuando asistía
a las reuniones a menudo notaba
que no me apetecía la compañía
que me sentía mortalmente cansada,
lloraba por no saber qué ropa ponerme,
también perdí la capacidad de andar,
me hacía entender escribiendo papelitos
pues perdí también la capacidad de hablar
-Bruno es una persona que parece
estar hecha para ser feliz
pero ahora me crispa los nervioso
está siempre fuera de sí-
Franciska dice que encuentra
a Stefan especialmente introvertido
en un silencio de desesperanza
Bruno y Marianne parecen sumidos
-Te enseñaré lo que hago- dice Bruno al niño-
 para dar miedo a quien se me acerque
arrincono a la víctima en un espacio estrecho
para que se sienta impotente,
les hablo desde muy cerca y bajito,
hay que irradiar un aura de misterio
y llevar zapatos de crepé relucientes
y poner cara de alarma y miedo.

PADRE
Es un viejo pálido con gafas
antaño fue un renombrado escritor
ahora manda a periódicos puntualmente
notas breves e historietas de humor.
Hace poco llegó una visita
el acababa de limpiar la casa
llegó chorreando de pies a cabeza
le dio la mano, le pidió que pasara,
se vio a si mismo sobre el felpudo
restregando sus zapatos para secar el agua,
como si él fuera quien llegara mojado,
fingió una sonrisa, como pillado en falta.
En algún momento de su vida
tomo una dirección equivocada,
pero no hace responsable a la guerra
ni a cualquier otra circunstancia.
Está tan solo que por las noches
apenas puede pensar en nada
porque a nadie ha visto durante el día,
el escribir le parece una coartada.
No distingue los colores y pronto
pensarán que está senil y caduco,
pero no va por casa en zapatillas
eso le llena de desmedido orgullo.
Tiene una nueva compañera
que reside en otra ciudad,
se ve con ella fundamentalmente
para que cuando decida no respirar,
encuentre su cuerpo a tiempo
y su cadáver no deba estar
abandonado  demasiados días
en la más absoluta soledad.
A veces, como su hija, llora de noche
y como ella, en el tiempo se queda anclado, 
se hacen fotos en una cabina
y esperan sin alejarse demasiado.

ACTOR
Recoge las fotos del padre y la hija
y la pareja recoge las suyas
al ver el error las intercambian
y el actor profiere mil disculpas.
-¿Es usted actor? -pregunta el padre-
lo era, y se confesó sin trabajo
-debería dejar su apocamiento
y ser más desvergonzado,
se guarda siempre algo para sí
y eso nunca le va a ayudar,
debe aprender a llorar a reír
a correr y a gritar  de verdad.
Pasados unos días
el actor se presenta en la casa
no ha cejado en su intento
hasta lograr encontrarla.
-En estos días no podía sosegarme
de tanto como la deseaba,
la veo tan libre con esa
línea vital que luce en la cara,
estoy ardiendo por usted
tiene que venir conmigo
¡que existencias tan perdidas
hasta ahora usted y yo hemos sido!
Quisiera rodearla por todas partes
aún antes de tocarla, sentirla en mis manos
sentir como el calor la enciende
hasta vencer sus reparos
estaban sentados uno frente a otro,
él, parecía como enfadado,
salió corriendo sin esperar respuesta
como arrepentido de haber hablado.

Madre e hijo van de montaña
 treparon la ladera,
se pararon ante el cementerio judío
con las lápidas hundidas en la tierra,
el viento silba tanto que hace daño
en la blanca nieve van dejando sus huellas,
contemplaron el estanque y el canto
de los pájaros  de todas partes llega,
el agua que proviene del deshielo
discurre sonora por un pequeño arroyo,
en el borde del claro del bosque
los corzos se apiñan unos contra otros,
a medida que van subiendo
el ambiente se hace más luminoso
se  cobijan al abrigo de una roca
y hacen fuego con resecos troncos.
El niño, sentado con su brújula
recuerda un día a la orilla del mar
estuvo horas mirando las olas
anochecía pero no quería marchar
Al verlo tan ensimismado, le dice:
me preocupa que al cabo de los años
buceando en tus recuerdos
me sorprendas con algo malo.
Fotografía a su madre recortada en el cielo
apenas sobresalen las cimas de los arbustos,
se le ve desde abajo, humillando la vista
¿es así como veis los niños a los adultos?...

Bruno, a veces me sorprendo
de cómo puedo sobrevivir,
he dejado de contar el tiempo
las horas y los días que llevo sin ti.
En el escaparate de una tienda
hay un precioso jersey,
Marianne se imagina que a Bruno
tiene que sentarle muy bien.
No se resiste al impulso
incontrolado de regalárselo,
la dependienta se disculpa
su niño está sumido en llanto,
no tiene en la caja suficiente
dinero para darle el cambio,
Marianne la invita a su casa
para poder pagárselo.


Es de noche, y su casa
empieza a llenarse de visitas
la dependienta, el editor y su chofer,
el actor, Bruno y Francisca
están empeñados en no dejarla sola
aunque eso sea lo que ella anhela
pero a veces las paredes de su casa
son como una camisa de fuerza

Están todos acomodados,
se miran, hablan poco,
pero sin que nada les invite a ello
parecen acercarse unos a otros.
Marianne mira por la ventana
está  como ausente y distraída,
también la dependienta-confiesa -
las nubes y el cielo vigila,
junto a la claraboya de su salón
en esos días de melancolía,
inventa sueños de amor
para seguir sintiéndose viva


-Ahora, mientras nos miramos
(dice el actor) me he dado cuenta,
de que los obstáculos de mi vida
solo han sido invisibles fronteras
amenazadoras, que una tras otra
 impedían que yo la conociera,
pero observo que esos obstáculos
hoy han perdido consistencia.
En el sótano, el enamorado actor
juega una partida con Bruno
como dos amigos abandonan la casa
hasta se paran a mear juntos.
Ordena ella la casa vacía
se mira ante el espejo
mientras analiza el día
cepillándose los cabellos
piensa “ no te has traicionado
y nadie te va a humillar”
permaneció sentada meditabunda
 con un lápiz se puso a dibujar
empezó por sus piernas, después su cuerpo
la ventana, el cielo estrellado,
que antes estaba tan oscuro
pero ahora había cambiado,
a plena luz, acomodada
en una mecedora en la terraza,
las copas de los pinos se movían
reflejándose en la ventana,
Empezó a mecerse, satisfecha
dibujó el vestido que la cubría,
era ropa ligera, no había nada
que cubriera sus rodillas

Fue una lucha sin cuartel
una guerra cruenta y fratricida
viviendo situaciones angustiosas
hasta que puso en orden su vida
La soledad: causa principal
de angustias y sufrimientos,
remueve conciencias y enfrenta
a cada cual con sus miedos

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