lunes, 22 de febrero de 2016

TAL MES COMO ESTE EN 2008, MAÑANA EN LA BATALLA PIENSA EN MÍ

Ah el destino!. Caprichoso e imprevisible, por muchos que nos empeñemos en adelantarnos a él.
En esta estupenda novela, Javier Marías nos enfrenta a los dilemas de la vida; a las decisiones que para bien o para mal tomamos o dejamos de tomar.
Recuerdo la novela con mucho agrado y gran asombro. Las reuniones del Club fueron muy agradables ya que la trama se prestaba a ello.
Magistralmente relatada, el autor no deja de preguntarnos por las decisiones a tomar y lo sorpresivo que pude ser nuestro destino. Todo ello aderezado con una prosa encomiable, una puesta en escena colosal y un final sorprendente, en que nos dejará jugar hasta el final.
Ciertamente mi recuerdo de esta novela me lleva a recomendar su lectura, y a dejarte envolver por unas situaciones rocambolescas y unos personajes que no le van a la zaga.
Aviso a navegantes. Es Javier Marías en estado puro.
Y como siempre, recordad que nadie es como parece, o casi.

La consabida ficha de aquellos tiempos...


TITULO DEL LIBRO:  MAÑANA EN LA BATALLA PIENSA EN MÍ

                       
AUTOR:  JAVIER MARÍAS (MADRID, 1951)



ARGUMENTO: Víctor Francés, el protagonista, divorciado, guionista de televisión y cine, y esporádicamente “negro” de discursos y obras literarias para personas importantes, tiene una cita con Marta Téllez, casada y con un hijo de menos de dos años. Tras la cena en casa de ella, y acostar al niño, se disponen a hacer el amor en el dormitorio del matrimonio. Sin llegar a consumar el acto, Marta muere en manos de Víctor. Éste huye sin alertar a nadie de lo sucedido. Así comienza esta historia que va uniendo posteriormente la vida del viudo y la familia de la difunta con la del protagonista. Tras unas cavilaciones filosóficas sobre las relaciones humanas y un guiño muy curioso a la vida y pensamiento del Rey de España, y sobre todo al destino (yo no lo busqué, yo no lo quise) y a la muerte (cuantos hablan de mí no me conocen, y al hablar me calumnian; los que me conocen callan, y al callar no me defienden; así todos me maldicen hasta que me encuentran, mas al encontrarme descansan, y a mí me salvan, aunque yo nunca descanso), la novela nos presenta un desenlace espectacular en el que se descubre la doble vida familiar, las aventuras amorosas del viudo y de su trágico final, todo ello vinculado directamente a la decisión de Víctor de no hacer una llamada de teléfono para comunicar la muerte de Marta.

 

VALORACIÓN: Para empezar, la edición no es muy buena, no facilita mucho la lectura y la forma de estar narrada, todo seguido sin apenas punto y aparte o capítulos, se hace un poco en farragosa. Así mismo, el autor presenta mucha filosofía humana y circunloquios que resultan un pelín pesados. Pero en sus 367 páginas encontramos mucha literatura, reflexiones apasionantes y con un principio tan impactante y un final tan espectacular, uno queda satisfecho de haber leído esta obra. Se la califica como CRIANZA.

domingo, 14 de febrero de 2016

EL CHISTE DEL MES

Mira que siendo la fecha que es, me tentaba presentar esta entrada con toques glamurosos y sensuales; otra vez será.
Creo que este chiste de Borges gana con creces a la guarradita que tenía en mente.
No hay que olvidar que somos un Club de lectura.

Una sonrisa por favor.

jueves, 11 de febrero de 2016

EL RINCÓN DE PILAR

Titánico esfuerzo. Colosal trabajo. Uno no deja de sorprenderse con esta mujer. Muchas gracias por tu aportación.
Un inciso: Te aconsejo que te abstengas de trabajar en el próximo libro.
Es broma, tú puedes.

 
EL INFORME DE BRODECK
 
Mi pueblo tiene bellos paisaje
pero la gente no es de carácter abierto,
tal vez debido a los  bosques, gargantas,
a las lluvias y nieblas del clima nuestro.
La guerra no ayudó, con sus horrores,
cerró mas las puertas y las almas
les echó un candado, poniendo su contenido
a cubierto de la luz y las miradas.
El atardecer se acercaba de puntillas,
en primavera hará de esto un año,
el pastor fue el primero en verlo
tenía un porte estrafalario.
Debía venir de muy lejos
pues venía a lomos de un caballo,
de nombre Señora Julia,
y señor Sócrates el asno.
Miró su reloj, le sorprendió la hora
no quería llegar tarde al pueblo
no era un viajero perdido
sino que venía aquí exprofeso.
Debió calcular la hora de su llegada
cuando el día muere y apenas hay claridad,
solo penumbra que basta para conceder
a cualquier hecho una pátina particular,
y otorga a la llegada de un forastero
una resonancia única y especial,
una hora que despierta recelos
e incrementa la curiosidad.
El miedo viene después, cuando se cierran
los postigos y las ventanas,
y el silencio extiende su dominio
en lo mas profundo de las casas.
Llegó a la fonda, llamó 3 veces
con los nudillos y aguardó,
nadie respondía, repitió insistente
hasta que abrió la puerta el fondero Schloss.
Hace años que nadie les visitaba
los ojos de los animales parecían entender
los hombres boquiabiertos  quedaban
se santiguó una supersticiosa mujer.
Si para la mayoría, dios es un ser lejano
que vive entre el incienso y los libros,
el diablo es un vecino al que muchos
un día u otro creen haber visto.
El Anderer cepillo a sus animales
les susurró al oído unas palabras,
se alojaron en la cuadra del tío Solzner
que a la fonda estaba pegada.
La noticia corrió como la pólvora
tenía cosas buenas el forastero,
pues había logrado llenar la fonda
como un día de mercado o entierro.
Conté a Fedorine la llegada, me dijo:
-cuando acaba de tranquilizarse el rebaño
hay que procurar por todos los medios
de que no se alborote el ganado,
los rayos de sol iluminan el mundo,
pero también hace que lo oculto se revele,
ten cuidado, Brodeck, ya has vuelto
una vez de donde no se vuelve-
El forastero sonreía a diestro y siniestro,
desplegó con los paisanos todo su encanto,
se quitaba el sombrero ante las señoras,
se inclinaba ante los hombres sin abrir los labios,
Le seguían los niños, el les daba canicas
papeles de colores, cordeles dorados,
trataba de usted a sus animales,
los chavales asistían al espectáculo,
con la boca y los ojos abiertos,
preguntándose que lengua empleaba
para cincelar las palabras misteriosas
que a sus animales susurraba.
Llevaba 3 meses en el pueblo
con sus maletas y su ropa bordadas
su cara mostraba una sonrisa
pero era parco en palabras.
Llevaba un bastón con pomo de marfil
y un pequeño cuadernito negro,
que como un animal domesticado
se movía entre sus dedos.
Se corrió el rumor de que el alcalde
le agasajaría con una fiesta,
lo que rezaba la pancarta podía
interpretarse de varias maneras.
Podía ser una sincera bienvenida
o una advertencia o amenaza,
como un cuchillo que al sol reluce
cuando una mano lo levanta.
Dijo el alcalde: -Es usted como la primavera
que ha regresado tras un largo invierno,
hemos de aprender a no olvidar el pasado
 porque necesitamos vencerlo-
La ovación fue languideciendo
dio las gracias, y ceremonioso se inclinó
como si estuviera en el proscenio
final de una teatral representación.
Unos se quedaron boquiabiertos,
otros se propinaron codazos,
se interrogaban con los ojos
alguien aplaudió por salir del paso.
 
Hay una plataforma llamada Lingen
es el nombre de las pequeñas hadas
que de noche se reúnen para bailar
 y entonan cantos como risas ahogadas
Allí había encontrado al Anderer
un caluroso día de julio
cuando el sol parece detener su carrera
para verter plomo fundido sobre el mundo.
Estaba sentado en una silla plegable
con traje negro y levita de paño,
arrojando una sombra incongruente
sobre el paisaje verde y amarillo claro,
camisa con chorreras, chaleco de lana,
polainas bajo los gruesos zapatos,
la luz les arrancaba destellos de espejo
de tan bien que estaban lustrados.
Gotas de sudor resbalaban por su rostro
que enjugaba con un pañuelo bordado,
los rizos negros de su despoblada sesera
le daban el aspecto de un viejo payaso.
Me pidió que le nombrara las cimas del valle
escribió sus nombres en el cuaderno,
tengo entendido que le gustan las plantas
dijo : usted y yo nos parecemos
 
FEDORINE
Cuando me recogió ya estaba deforme
venía de muy lejos en el tiempo
me vio llorando ante mi casa en llamas
y los cuerpos de mis padres muertos.
Contaba entonces apenas 4 años
y era el principio de otra guerra,
rebuscó en su alforja una manzana
me acomodó en su vetusta carreta.
Me acarició la frente y el pelo
dijo palabras que no entendí,
seguí a la anciana como siguieron
los niños al flautista de Hamelin.
Desde un recodo del camino
volví los ojos a mi pueblo,
vi paredes derrumbadas,
graneros abiertos a los 4 vientos,
peleles  con el cuerpo ovillado
y las barrigas hinchadas, muertos,
el sol vertió oro fundido en mis ojos
e hizo desaparecer mi pueblo.
Nunca sale de la cocina  no quiere
dejarse sorprender por la muerte,
hace guardias nocturnas en su silla
para mirarla a la cara cuando llegue.
Con las manos sobre las rodillas
canturrea con los ojos cerrados,
zurce historias y recuerdos
teje tapetes con sueños gastados.
Están sus resecas manos
surcadas de venas torcidas
y arrugas como filos de cuchillos
donde puede leerse su vida.
Cuando volví del campo, me cuidaba
Emelia estaba débil todavía,
devolvió la carne a mis mondos huesos
me alimento y vendó mis heridas,
me veló cuando  la alta fiebre
me hacia delirar y tiritaba,
no hizo preguntas, espero paciente
a que mis palabras brotaran
 
DIODEME
Le gustaban las preguntas y los caminos
que a las respuestas llevaban,
dejo este mundo en circunstancias
muy imprecisa y bastante extrañas.
Estoy alerta desde entonces
a los pequeños signos que alrededor percibo
que hacen que el miedo se incube
calladamente y con sigilo.
Decía- la gente vive como ciegos,
solo buscan la panza llenarse
meterse entre los muslos de una hembra
cuando les hierve la sangre-
Me leía las novelas que escribía
su pelo hasta los hombros rizado y negro,
me recordaba a héroes de las tragedias,
adalides de epopeyas de otros tiempos,
a esos pastores de la antigüedad
que son dioses disfrazados
y visitan a los hombres para tentarlos,
perderlos, seducirlos o guiarlos.
OHNMEIST me acompañaba en silencio
 con orejas caídas  y cabeza gacha
como si tuviera ideas dolorosas
y le  pesara mucho su carga
El perro nunca ha querido dueño,
pelaje de perdiguero corto y tupido,
mendiga comida por las ventanas
rehuye a perros adultos y niños.
Cuando el Anderer lo encuentra
quitándose los guantes de cuero fino,
le acaricia la cabeza, y el perro
menea alegre la cola y da ladridos
La tía PITZ y FRIDA NIEGEL
se pasaban las horas muertas
pasando revista a viudas y viudos
y juntándolos por parejas
montando bodas, zurciendo destinos
mientras toman licor de mora
su tienda es lugar de cotilleo
para las solteronas ociosas
 
GÖBBLER
Es mi vecino, su mujer gorda
y mas joven que el es parlanchina,
su entrepierna busca hombres
como otros buscan el sentido de la vida.
Me dijo -ten cuidado Brodeck
ya han ocurrido muchas desgracias
mostró sus dientes puntiagudos
sentí un escalofrío en la espalda
 
UNIVERSIDAD
Fue idea de Limmat, quien junto al alcalde
 y al cura llegaron a la conclusión
que el pueblo necesitaba que un joven
se formara hasta un nivel superior.
Los gastos de mi educación corrieron
a cargo de todo el pueblo
unos aportaban dinero, otros ropas,
a Fedorine le surtían de alimentos.
La mayoría eran estudiantes burgueses
tenían sonrosadas mejillas
porte elegante, finas manos
adornadas con uñas limpias.
Eramos pocos los humildes,
los altivos miembros de la burguesía
pasaban por nuestro lado
y ni siquiera nos veían.
Encontré un camarada ULLI RÄTTE
también enviado por su pueblo
admiraba a los hombres que lucían
hermosas pieles durante el invierno
y pañuelos de seda en la primavera
-no te engañes Brodeck, la vida es esto,
la ignorancia triunfa sobre el saber
no creo que vuelva a mi pueblo,
solo les mueve el interés a mis paisanos,
esperan que vuelva con conocimientos,
como un animal cebado para sacarle
al resto de mi vida un rendimiento-
Fuimos juntos al teatro
 era barato se estaba caliente
dos asientos mas allá una chica
me miraba con cara sonriente.
Dice una vieja canción
que cuando el amor llama a tu puerta
el resto del mundo desaparece,
nada existe… salvo la puerta.
Hablándose mas de una hora
nuestros ojos estuvieron
solo el frío de la calle
nos sacó de nuestro embeleso.
Me atreví a preguntarle su nombre,
-Emelia- me susurró bajito,
para mi fue el regalo mas valioso
del mundo. No pare de repetirlo.
 
EMELIA
Me di cuenta de que la tierra y mi vida
podían girar a un ritmo distinto
hacía 5 meses de nuestro encuentro,
tuve suerte de ser correspondido.
Hace un año llegó a la ciudad
sin mas capital que sus dos manos
tejía encajes como hilos de escarcha
puntillas y finos bordados.
Empecé a quererla como a una hermana
surgimos de las mismas profundidades
al igual que yo tampoco tenía
mas opción que tirar para adelante.
Emelia bailaba entre mis brazos,
sonaba aquella canción en la vieja lengua
que había atravesado los siglos
como un viajero las fronteras.
 
El profesor NÖSEL descifraba el griego
árabe, latín, arameo, kazajo, ruso
erudito  y sabio con los libros,
 ciego a los problemas del mundo
De la frontera oriental
llegaban noticias insólitas,
por la noche con gran sigilo
se estaban movilizando tropas,
que se estaban excavando galerías
trincheras, barricadas, y fosas,
que había en la capital mil espías dispuestos
a prenderle fuego cuando llegara la hora.
Campesinos arruinados y obreros en paro
se dirigieron al parlamento
los soldados que montaban guardia
los dispersaron sin ensañamiento
Durante los 6 días siguientes
se multiplicaron las exhibiciones
pero eran mucho mas ruidosas
y numerosas las manifestaciones.
Había mujeres, jóvenes, niños,
y unas personas que parecían pastores
que para conducir al rebaño usaban
palabras en lugar de bastones.
Apareció muerto Wighert Ruppach
conocido por sus ideas revolucionarias
inspirador de las primeras
reivindicaciones y demandas,
primera víctima de un poder senil
incapaz de alimentar a sus ciudadanos,
ni protegerlos contra la amenaza extranjera
en su muerte se vio la mano del foráneo,
la mano del traidor al pueblo,
aquello hizo explotar la situación,
el día anterior paseábamos fingiendo
no ver la amenaza a nuestro alrededor.
Se abrió la puerta y golpeó la pared
lanzaban improperios, insultos amenazas
estrépito de sillas y bancos derribados
gritos que exigían venganza.
El profesor asistió a la escena
sin soltar la tiza ni alzar la mirada,
siguió impartiendo sus clases
sin mudar la expresión de su cara.
Salí de la universidad, en ese momento
ignoraba que jamás volvería a pisarla,
me alarmaba el ruido de cristales
rotos sobre los que caminaba.
Como sembrada de piedras preciosas
confería a la calleja un aspecto
rutilante, mágico, asemejándola
a un insólito escenario de cuento.
Escaparates como fauces de animales muertos,
con mercancías desparramadas
los sonidos de pasos sobre cristales,
con lamentos y llantos se mezclaban.
En la puerta de su comercio un anciano
gemía al comprobar sus destrozos,
gruesas lágrimas bañaban su cara
mientras repetía “locos, locos, locos”
Se acercaban tres hombres, parecían
borrachos, pero no olían a alcohol,
para ofuscar las mentes podridas
bastan la ira, el odio y el rencor.
Dijeron : -ocupémonos del viejo,
aquella es su tienda y es un ladrón
una auténtica y miserable rata
que engorda con la especulación-
Solo era un niño de 13 años,
quien levantó sobre su cabeza el bastón
lanzando un aullido de rabia
sobre el anciano lo descargó.
El segundo  bastonazo cayó en la frente,
el 3ª en el hombro...el cuarto...el quinto...
sus compinches lo jaleaban
aplaudiendo para marcar el ritmo.
Ullrich, su jefe y hermano le dijo
-Ya eres un hombre, buen trabajo-
yo no me moví era la primera vez
que presenciaba un asesinato.
Me sentí vacío de cualquier pensamiento
y tome una rotunda decisión
hice un hatillo con mis pertenencias
devolví la llave de mi habitación.
Antes de dejar la cuidad
fui en busca de mi amada Emelia,
en un mantel de lino alternaba
lirios pequeños y grandes estrellas.
Le pedí que se convirtiera en mi esposa
no sabía nada de los saqueos
¿nos expulsaban de la ciudad otras personas
o el curso de los acontecimientos?
A mi alrededor los pueblos
empezaron a matarse unos a otros
destrozaron, violaron, y lo justo
no siempre triunfó sobre lo ignominioso.
Cuando pienso en mi existencia
en cada episodio de mi vida
me parece una botella en la que han querido
 meter mas de lo que cabía.
¿Porque tuve que cargar con una cruz
que no había elegido y recorrer
un calvario que no me concernía
ni estaba hecho para mis pies?
¿quien decidió hurgar en mi existencia
hacer añicos mi frágil tranquilidad
para lanzarme como una bola en un inmenso
juego de petanca o de azar?
¿Fue dios?... entonces, si de verdad existe,
que agache la cabeza, que se esconda,
pues aunque haya hombres indignos de él
no somos mas que su obra.
Es él quien no es digno de nosotros,
si sus vástagos han podido engendrar el horror,
es únicamente porque les ha soplado
la diabólica receta su creador.
 
Mirábamos hacia el este
cuando estalló el conflicto
aguzando el oído, temerosos
de escuchar los sonidos
de las botas de esos alemanes
que me convirtieron en animal,
los conocía bien pues había estudiado
dos años en su capital.
Con ellos comerciábamos, hablábamos
su lengua, los puestos fronterizos
fueron barridos como flores de papel
por el soplido de un niño
Tres meses habían pasado
desde el comienzo de la guerra
una columna avanzaba rápida
por la carretera de la frontera.
Llegaron como vencedores
protegidos con cascos y armados
enardecidos por las aplastantes victorias
sobre los ejércitos que encontraban a su paso.
Compartieron las costumbres del pueblo
hablaban una lengua tan parecida a la nuestra
que bastaba con un pequeño esfuerzo
para lograr comprenderla.
Teníamos en común leyendas, canciones,
poetas, refranes historias semblanzas
las fronteras son trazos de lápiz sobre mapas
dividen mundos pero no los separa
Para darles la bienvenida alcalde y cura
se apostaron en la entrada
para suplicarles respeto
a los habitantes y las casas
Mientras tanto, puertas y postigos
a cal y canto se cerraban
el capitán Buller estaba al mando
en la plaza del mercado se instalaban.
Descargaron y montaron sus tiendas
fueron casa por casa confiscando armas
sin violencia, con educación exquisita
requisaban hasta las escopetas de caza
La negativa de ALOIS CATOR
los acontecimientos precipitó
un tambor recorrió las calle
repitiendo incansable un pregón,
que obligaba a todo el pueblo
so pena de muerte a presentarse
en la puerta de la iglesia
para un acontecimiento importante.
-No hemos venido a destruir ni pisotear
dijo Buller en su discurso
porque nadie destruye ni pisotear
lo que le pertenece y es suyo,
tenemos que convivir en perfecta armonía
y sinceridad los unos con los otros,
estáis en vuestra casa, pero no es bueno
tratar de burlarse de nosotros.
Obligaron a Cathor a arrodillarse
y apoyar la cabeza sobre un tronco
se alzó un hacha cortando el aire
y segó el cuello del mentiroso.
-Purificad vuestro pueblo
no esperéis a que nosotros lo hagamos
que nadie a este hombre de sepultura
¿queda claro quienes somos los amos?
Las palabras del Capitán Buller
les provocó una gran conmoción
que les llevó a dictar una sentencia
en la que la víctima fui yo.
No intervenían los soldados
en abusos pillajes o exigencias
se descubrían ante las damas
y para las viudas cortaban leña
Reclamaron al maestro y alcalde
para exigirles la purificación,
balbucean estos, perdieron su aplomo
delante de aquel dictatorial“señor”
que era pequeño como un pigmeo,
inhumano, despiadado y cruel,
adornado con un tic grotesco
y acariciaba la fusta con ademanes de mujer.
-Hay mariposas que viven en grupos
y aunque aceptan otras especies
cuando el enemigo acecha
las envían a la muerte.
La única moral que prevalece es la vida
entregando al depredador un trofeo
logran garantizar su existencia
solo se equivocan  los muertos-
“La Hermandad del Despertar”
compuesta por 6 personas
se reúnen en la pequeña sala
de la parte posterior de la fonda.
Cada uno escribió en un papel
el nombre de las mariposas ajenas
Frippman y yo no nacimos en el pueblo
mariposas basura que se las tolera
cuando todo va bien, pero cuando
es necesario se ofrecen
como chivo espiatorio
cuando las cosas se tuercen.
Todos se pusieron de acuerdo
en salvar a Fedorine y Emelia
necesitaban preservar una zona pura
 dentro de sus almas y sus cabezas,
una parcela virgen de todo mal
que les permita olvidar lo que han hecho
acallar los reproches de sus conciencias
y poder con ello seguir viviendo
 
CAMPO DE CONCENTRACIÓN
De noche me paseo al borde del cráter,
con los días en el vagón también sueño,
oigo los gritos lamentos protestas
cuando los guardias cerraron la puerta de hierro.
Kelmar y yo evocábamos recuerdos,
el venía de familia acomodada,
su padre era comerciante de pieles
su madre el piano tocaba.
Durante 3 días nos alimentamos
del fétido calor del vagón y palabras,
no sabíamos cual era nuestro destino
ni si figuraba en los mapas.
En un montón de vagones como el nuestro
hombres, mujeres y niños se asfixiaban
apretados unos contra otros, vivos contra muertos
devorados por el hambre y la falta de agua.
Nuestros verdugos creían en dios,
Y seguramente estaban persuadidos
que si él tardo 6 días en construir el mundo
otros 6 necesitaban ellos para destruirlo.
El 5º día las puertas se abrieron
arrojaron cubos de agua templada
a carne en descomposición, vómitos
y excrementos nuestro vagón apestaba
A nuestro lado una madre con su bebé
sobrevivían con una garrafa,
cuando la mujer quedó dormida,
rodó hacia nosotros el agua.
No lo dudamos, bebimos con la certeza
de que lo que por nuestra garganta corría
con sabor delicioso y repugnante,
reconfortante y desgarrador era LA VIDA
Un gusto del que me acordaré con horror
hasta que llegue el fin de mis días,
pues sentimos que habíamos matado
a dos seres mientras dormían.
Kelmar decidió castigarse
yo decidí vivir, y mi castigo es la vida
el perro Brodeck, el silencio de Emélia
las nocturnas pesadillas,
y sobre todo la constante sensación
de habitar un cuerpo que robé
gracias a unas cuantas gotas de agua
y la vida de una madre y su bebé
Kelmar y yo saltamos del vagón
los guardias ladraban y reían
nos cubríamos la cabeza con las manos,
nuestras piernas apenas nos sostenían.
Durante el viaje que duró 6 días
no habíamos comido ni bebido,
podría pasar por un gran sainete
de no ser por la sangre y los gemidos.
Kelmar se detuvo -no podré vivir
con lo que tu ya sabes, no seguiré-
-los guardias van a  matarte,
date prisa, le supliqué-
cuando vuelvas a tu tierra y encuentres
la violeta de los barrancos
piensa en mí y cuenta todo, se la voz
de los que no hemos podido salvarnos.
Sentí un fuego abrasador en los riñones
el 2º golpe me alcanzó en el hombro,
el 3º me partió los labios
vi a Kelmar, cerrar sus ojos,
su cuerpo se agitaba como el títere
al que unos niños rompen por diversión
volví a correr llorando mientras pensaba
que mi amigo había hecho su elección.
Me llevaron a un sitio donde la humanidad
había desaparecido y solo quedaba
animales sin conciencia que habían
adoptado apariencia humana.
Fue un tiempo de total oscuridad,
produjo en mi vida un vacío muy negro
y muy profundo, como un cráter
al que de noche todavía me acerco.
Durante mi encierro pensaba en mi esposa
los que nos vigilaban y golpeaban
repetían que solo éramos excrementos
mucho peores que mierda de rata
Recibíamos los golpes sin rechistar
manteníamos la cabeza gacha
comíamos con unos perros guardianes
que sus fauces nos mostraban,
como perros usando solo a boca,
como perros, puestos a 4 patas,
los que se negaron murieron de hambre
o por los golpes de los guardias,
puede que no tuvieran ningún motivo
para querer seguir viviendo
ningún amor en su corazón profundo
esperándolos en el pueblo.
Sobreviví a aquel infierno
porque en realidad me hallaba
muy lejos de aquel sitio oyendo la voz
de Emelia diciendome las palabras
de amor que tan bien escogía
en la penumbra de nuestra cama
por eso volví, saltando mil barreras
con el corazón roto y el alma quebrada.
No temíamos allí nuestro sufrimiento,
lo que nos roía y podía destruirnos
era no saber si habían muerto
nuestros  seres mas queridos.
Ningún prisionero me dirigía la palabras
-eres peor que nuestros carceleros-
sé, tras mi estancia en aquel campo,
 que hay mas lobos que corderos.
Los guardias me llamaban perro Brodeck
me ponían un collar con correa
tenía que lamerles las botas
gatear, ladrar, o sacar la lengua
Yo, fiel, leal  perro rastrero
a cuatro patas por el campo andaba
oí su risa inconfundible sonando
a cascabeles y matracas.
A unos pocos metros de mí
se hallaba con otros guardias
no quise que me reconociera,
 oculté mi rostro, pero oí sus palabras:
-Es un rincón del paraíso
con caliente estufa y cerveza fría,
y una frescotona que por unas perras
te la sirve y deja de mostrarse arisca-
Quise pensar que aquel hombre
alto, grueso, feliz de ser un verdugo
podía no ser Ulli Rätte con quien antaño
compartí horas felices, sueños y mendrugos.
Tanto es así que el día que fui libre
recorrí el campo, y sus calles,
donde se amontonaban guardias y presos
convertidos ya en cadáveres.
Les di la vuelta uno a uno pensando
que tal vez lo encontraría,
no hallé su cuerpo, por lo que aún dudo
de si fue real o fue una pesadilla
 
LA ZEILENESSENISS
Era la mujer del comandante del campo
joven y de una belleza inhumana
nunca se perdía el ahorcamiento
que diariamente se hacía en la entrada.
Los guardias nos sacaban de los barracones
donde dormíamos hacinados en el suelo,
jugaban a las cartas o a los dados
el ganador elegía un prisionero.
En nuestro interior sentíamos al salvarnos
 una felicidad abyecta, una alegría loca
que nos permitía seguir aguantando
hasta la siguiente ceremonia.
El viento nos traía un aroma a glicerina,
llegaba caminando, sonriente y fresca
con las mejillas sonrosadas por el agua
bañada en perfume, jabón y cremas.
Traía en brazos a su hijo envuelto
en graciosos pañales y lo acunaba,
o lo despertaba con gestos tiernos
cuando iba a comenzar la gala.
Un guardia daba una patada al banco,
de la gruesa soga el cuerpo colgaba,
y una feliz sonrisita en sus labios
al momento se dibujaba.
No perdía detalle de las sacudidas,
de los ruiditos de la garganta,
de los pies agitándose en el vacío
del borboteo de la orina derramada.
Entonces un tierno y sonoro beso
 en la frente del niño depositaba,
se iba, y tres cornejas idénticas
para ocupar su puesto se acercaban.
¿Como será el futuro de un niño
que durante meses se ha alimentado
con la leche caliente de los pechos maternos
y el espectáculo de hombres ahorcados?
 
Me parecía una resurrección
haber escapado del campo
los niños al verme escapaban
como huyendo del mismo diablo.
A veces me daban pan y queso
otras me lanzaban escupitajos,
pedradas e insultos como si fuera
un malhechor con quien se han cruzado.
¿Cómo pude andar con mis pies desnudos?
¿Cómo pude  hilvanar tantos senderos?
Eso es algo que desconozco...
tal vez ya estuviera muerto.
Caminé hacia Emelia, en mi horizonte
estaba su piel, su dulzura, su cara 
su acento extranjero, sus lindos ojos
su risa, su voz  aterciopelada.
Me llamó con voz lenta un anciano
sentado en su puerta, sobre un poyo
sentí como una mano amistosa
cuando se te posa en el hombro
-no hable, no sé de dónde viene
pero creo poder adivinarlo-
era la 1ª persona que me trataba
como si fuera un ser humano.
Me atiborré de un guiso de conejo,
 de deliciosa tarta, de pan blanco
como si no hubiera un mañana
rebañé y lamí los platos.
Después de sobrevivir al hambre,
bajo la benévola mirada del anciano,
tenía la impresión de que moriría
por haber comido demasiado.
Me desnudó con delicadeza
mi piel a mugre y sufrimiento apestaba
preparó una tina con agua caliente
y como a un niño pequeño me lavaba.
Con el cariño de un padre
restregaba mi cuerpo sin repugnancia,
desperté oliendo a aire puro
entre impolutas sábanas almidonadas.
Cuando acabé de vestirme, frente al espejo
vi al hombre que me miraba
un hombre al que me parecía
haber conocido en vidas pasadas.
-A veces es mejor no volver
al sitio del que te marchaste
uno se acuerda de lo que allí dejó,
pero ignora lo que puede encontrarse,
sobre todo cuando la locura
se ha apoderado de los hombres
durante tanto tiempo, piénselo,
usted todavía es muy joven-
Me fui una mañana temprano
tras 4 días de estancia en su casa
el anciano, con un zurrón gris
en el umbral de la puerta me esperaba
Dentro había tocino, salchichón,
un par de hermosas hogazas,
zapatos y prendas de su hijo muerto
-Acéptelas- dijo-son de su talla.
 
Recuerdo el día que regresé al pueblo,
me miraban como si fuera un fantasma
haciendo a mi alrededor un corro
me acompañaron hasta casa.
Se apresuraron luego a cerrar sus puertas
como si trajera un cargamento de desgracias
y fuera a desparramar en el aire
odios y deseos de venganza.
A mi vuelta encontré a Emeline
mas hermosa que en mis recuerdos
ignorando mi voz que la llamaba
seguía sentada ante el fuego.
No levantó hacia mí sus ojos,
siguió canturrreando esa canción,
la canción de nuestro amor naciente
que me embriagaba el corazón.
Comprendí que no me escuchaba
ni me veía, que tenía ante mí su cuerpo
pero su alma vagaba, ignoraba donde
en un lugar lejano e incierto,
al que me juré ir para rescatarla
escuché una voz que no conocía,
una jubilosa y libre cháchara
emitiendo una alegre melodía
 
LAS 3 CHICAS
Tras una semana de nuestra detención
se ordenó enterrar al decapitado,
Gobbler hizo notar lo beneficioso
de que un centenar de soldados
convivan en nuestro pueblo
porque beben, fuman, comen
y necesitan que les laven sus ropas
y les zurzan los calzones.
Su mujer distribuyó sus favores
entre la tropa y los paisanos,
abriendo de par en par sus muslos
a vecinos, oficiales y soldados rasos.
Los conocíamos por el nombre de pila
muchos de ellos limpiaban las calles
se quedaron 10 meses con nosotros
sin incidentes reseñables,
hasta que dio la vuelta la tortilla
y las victorias cambiaron de mando,
Buller lo sabía y la tropa percibía
como un perro la angustia del amo.
Varios incidentes violentos demostraron
que los monstruos no se habían ido
que estaban silentes agazapados,
que tan solo estaban dormidos,
que volvía el temor, la desconfianza
la cautela, la sospecha, el miedo,
encontraron 3 chicas aterradas
 perdidas en el bosque, venían de lejos.
Les dieron de comer y agradecidas
acompañaron a los lugareños
sellando su muerte en casa paso
que daban en dirección al pueblo.
Emelia las vio temblorosas y asustadas
temblando  bajo la lluvia fría
 a calentarse ante el fuego quiso invitarlas
y también ella fue detenida.
Las llevaron ante los alemanes
fueron palpadas y manoseadas
en un círculo de hombres borrachos
desaparecieron entre risotadas.
Que valientes, todos juntos
empujándolas  hacia el granero,
dando rienda suelta a sus instintos
como los animales mas fieros.
Fue una noche nauseabunda
una noche en que soldados y lugareños
con la muda bendición del capitán
destrozaron almas y cuerpos.
Buller ordenó levantar el campo
seguían siendo los amos pese a haber perdido
no tardarían en desarmarlos
pues eran ya dioses caídos,
con la cabeza en las nubes
pero colgados boca abajo,
tendrían que abandonar al pueblo
con las orejas gachas y el rabo colgando
 
ZORROS
Con las primeras batidas aparecieron
manadas de zorros muertos
estaban bien alimentados
no parecían estar enfermos.
En sus estómagos, solo ratones, bayas
y gusanos encontró el carnicero,
no fallecieron por muerte violenta
tampoco por envenenamiento.
Fui a ver a LIMMAT, mi maestro
tiene mas de 80 años
el tiempo se desliza por su cerebro
sin mellarlo ni desgastarlo.
Dijo: el zorro en un animal salvaje
ladino, malicioso y astuto,
el hombre siempre lo ha odiado
porque se le parece mucho.
Los dos cazan para alimentarse
pero también para divertirse,
quien sabe si los malvados zorros
simplemente a  imitarnos se limiten
 
ALCALDE ORSCHWIR
Sus hijos murieron al empezar la guerra
sus nombres están grabados en el monumento
que el pueblo para honrar a sus héroes
hizo construir al lado del cementerio.
Sus muertes no tuvieron nada de heroicas
se mataron en el puesto de vigilancia
jugando con una bomba
lejos del campo de batalla.
Cada mañana salían de su propiedad
varios vehículos rumbo al mercado
repleto de cochinos ya muertos
o camino de ser sacrificados.
Quiso mostrarme las edades de la vida
y me enseñó 3 cercados:
el primero el de la inocencia
los cochinos jugaban como hermanos,
En el 2ª se empujaban desafiándose
unos cerdos mas adultos
trasmitían agresividad y violencia
infectados de un odio estúpido.
En el último cercado dormitaban
los cerdos mayores  enormes y sensatos
tumbados de costado en un cieno negro
husmeando con su hocico y jadeando.
-podrían comerse a sus propios hijos
porque nunca están satisfechos,
no hacen preguntas, no piensan, viven,
no conocen el remordimiento-
Mis ropas se impregnaron de miedo
sentí una velada amenaza
como si una coraza me oprimiera el pecho
y encogiera semana a semana
 
EL INFORME
Siempre me ha costado hablar
expresar lo que bulle en mi cerebro
cuando intento juntar las palabras
se me escapan, por lo que prefiero
escribirlas, pues se vuelven dóciles
cuando las plasmo en un pliego
vienen a comer de mi mano
y hago con ellas lo que quiero
Antes leía libros de poesía
fue el profesor Nossel quien me inició
cuando estudiaba en la capital
antes de comenzar el horror
Cuando él salía a hacer sus recorridos
por las cercanas montañas
y las murallas de los bosques
leía poemas en voz alta.
La poesía no le ayudó a salvarse
cuando el profesor fue detenido,
puede que incluso precipitara su muerte
no congenian cultura y fascismo.
 
No faltaba nadie, el día del suceso
se habían citado estaban reunidos
y de aquellos planes en la fonda
claramente me habían excluido
Aunque hubiera estado en la taberna
la noche en que todos enloquecieron
¿que hubiera podido hacer yo solo?
la menor palabra o el menor gesto
habrían sellado mi destino, me aterraba
saber que no habría movido un dedo
para impedir lo ocurrido y habría
asistido impotente al terrible suceso
Quieren que escriba el informe
no he podido negarme al encargo
se que no esperan la verdad de lo sucedido
sino argumentos para exculparlos.
He puesto la máquina de escribir
en la mesa de Diodeme. Estoy solo
en el cobertizo nada puede alcanzarme
me encuentro a salvo de todos.
-Quiero ver el cadáver- dije al alcalde
me miró apenado y perplejo
contesto: ¿no tuviste durante
 la guerra suficientes muertos?
Debes redactar el informe
dejando constancia de los hechos
sin olvidar nada, ni añadir detalles
que puedan desorientar a quien lo lea luego,
no olvides que te leerán personas
que ocupan importantes puestos
no busques lo que no existe
no te emboces en el cieno.
Han entrado en el cobertizo
lo han dejado patas arriba
se sienten tan fuertes, que ni se
molestan en ocultar que me espían.
No han encontrado lo que escribo
mi inexpugnable escondite es seguro
sospechan que escribo mas que el informe
Gobbler me oye teclear a menudo.
Fui a su casa, grite su apellido
mil veces hasta quedar ronco
¿porqué has registrado mi cobertizo?
¿porqué has roto el cajón del escritorio?
Se acercó a mi con cara amenazante,:
-vete a acostarte- fue su consejo,
sus ojos no parecían humanos,
tan penetrantes que daban miedo.
 
No han encontrado las hojas,
las tengo en mi mano, aún están tibias,
las acerco a mi cara y percibo el aroma
del olor de su piel, del papel, de la tinta...
La desnudo al acostarla, la visto por la mañana
después de pasarme la noche escribiendo
meto las hojas en una bolsa de lino suave
y se las ato alrededor del cuerpo
Pero hoy al retirar mi mano
de su cintura diminuta y lisa
he sentido que me la apretaba,
como el esbozo de una caricia.
La abracé, le besé el pelo, la nuca
le dije que siempre la amaría
vi en sus ojos la sonrisa de una gran ausente
mientras las lágrimas corrían por sus mejillas.
Poupchette se formó en su vientre
mi historia crece en el mismo sitio
dos historias que en un punto convergen
creando entre ellas un  paralelismo.
Algunos dirán que eres hija de la vergüenza
del odio del horror, que eres la hija
de la deshonra deshonrada...
no los escuches, pequeña mía,
yo te digo que eres mi niña y te quiero
que a veces del horror nace la pureza,
que a menudo de la tierra inmunda
nacen las rosas mas bellas,
te digo que eres el alba, el mañana,
que eres mi suerte y mi perdón
que eres la mejor de las promesas,
que eres toda mi vida y mi amor.
Las mejillas de mi hija son delicadas
como flores de melocotoneros y alegran
nuestros huertos con su rosa pálido
a comienzos de la primavera
Las estrellas habían repartido sus adornos de plata
cuando alcé la cabeza para mirarlas
me sumergí en un mar oscuro y deslumbrante
sembrado de perlas inmaculadas,
esbocé el estúpido ademán
de alzar el brazo y coger un puñado,
para llevárselas a mi pequeña
y jugara con ellas un rato.
 
He apoyado el escritorio
boca arriba en el suelo
he visto en el fondo del cajón
un sobre pegado al tablero,
Había una lista de novelas escritas
y otra mas larga de las pendientes,
y el árbol genealógico
de mi buen amigo Diodeme.
Mi árbol sería chiquito apenas
 dos ramas prematuramente cortadas
obstinadamente quietas, mudas,
solas, desnudas, peladas.
Pero yo encontraría un sitio para Fedorine
del mismo modo que se injerta una rama
mas fuerte a una planta endeble
para que le de su vigor y su savia.
Había dos cartas de amor, la segunda
confirmaba el final de la historia
sin adornos ni lacrimógenos giros
con palabras sencillas, sin frases ampulosas,
como un hecho contra el que no
se puede luchar y nos obliga,
a agachar la cabeza y aceptar nuestra suerte,
ignoro si logró cerrar la herida,
tampoco sé si lo deseaba
a veces nos gustan nuestras cicatrices
 son medallas de guerras pasadas
aunque dejen en el alma un poso triste
Había otra carta dirigida a mí
perdóname Brodeck por favor... empezaba
cuatro sencillas palabras
las mismas con las que terminaba
 
No he sufrido al leer la carta
era una simple confesión
carezco de los órganos necesarios
para poder sentir dolor,
ya no los tengo, me los extirparon
en el campo uno tras otro,
sentí el alma ligera, el cuerpo pesado
rebosante de cansancio y lazos rotos.
Me sumergí en los sueños de mi infancia
plagados de felicidad
no me asomé al pozo negro del cráter
a cuyo alrededor giraba sin cesar.
Vi a Kelmer en mis sueños, le dije
-debí detenerme como tu, no seguir corriendo
contestó: la muerte de un hombre nunca compensa
el sacrificio de su compañero-
Se que lo que me transformó en víctima
fue el temor que sentían los otros
me entregaron a unos verdugos
convertidos por el miedo en monstruos,
haciendo fructificar en su interior
la semilla del mal, y del odio
esas, que aunque no queramos
en nuestro interior llevamos todos.
No odio a Diodeme leyendo su carta
he imaginado su sufrimiento
se ocupó de ellas, especialmente
cuando Emelia se sumergió en el silencio.
Comprendo su alegría cuando volví al pueblo
me abrazó, me hizo bailar, estaba feliz
yo había vuelto a retomar mi vida
pero él...  había vuelto  a vivir.
Diodeme no buscaba el perdón de dios
solo buscaba mi amnistía,
-lo he descubierto todo, confesaba,
también lo de Emelia,... te lo debía
No eran solo soldados
los que a las chicas agredieron
sus nombres están al dorso
participaron vecinos nuestros-
No pude dar la vuelta a la hoja
fui incapaz de seguir su indicación
-haz lo que consideres oportuno- decía-
y perdóname por favor
Quemé la carta de Diodeme
no anidaba en mí deseos de venganza
saber los nombres al dorso escrito
no iba a servirme para nada.
Una parte de mi sigue siendo
el perro Brodeck, un ser que prefiere
morder y tragar el polvo
a ir agrediendo a la gente.
Fui a pasear por la orilla del río
hasta el bosquecillo de sauces,
3 cuerpos duermen allí bajo tierra
sin una cruz que lo señale.
Les llamé Therme, Judith y Marisa,
porque además de matarlas
destruyeron sus identidades y nadie sabía
de donde venían o como  llamarlas.
El Anderer frecuentaba el bosque de sauces
quienes lo veían debían pensar
que no había elegido un lugar tan cercano
a las tumbas por casualidad.
Nunca hay que exhumar el horror
aunque por voluntad propia no se haga
porque de lo contrario vuelve a la vida
y como la peste se propaga.
Diodeme encontró la muerte allí cerca
convencido estoy de que la buscaba,
que acabó de escribir su confesión,
que abandonó resuelto su casa,
que remonto el curso del Staubi,
que trató de ahuyentar sus fantasmas,
que subió a las peñas, contempló el pueblo,
que vio la luna en el río reflejada,
que contempló por ultima vez su vida,
una vida que no le gustaba nada,
que se dejó caer ,emprendiendo así
un largo camino hacia la nada.
 
Al Anderer le conté  mi historia
tomando en su habitación un te,
era la segunda vez que me invitaba
no supe rechazarlo, y acepté.
Me tendió un libro voluminoso
del que solo existían 4 ejemplares,
ilustrado con miles de grabados
su valor científico era incalculable.
 La turbadora precisión de los trazos,
los tonos de las flores lograban que aparecieran
 recién puestas en el papel por una mano
que acabara de cogerlas frescas.
Con pétalos azules ribeteados de rosa
rodeando la corola de estambres de oro,
tan minúscula que no parecía real,
y tan frágil, apareció ante mis ojos
la flor de la que mi compañero Kelmar
tantísimas veces me había hablado,
la que le prometí que encontraría
“La violeta de los barrancos”
Le conté nuestra detención al forastero,
que Frippman gritó cuando nos separaron
su nombre, grabado en el monumento
no han tenido como el mío que borrarlo.
 
STERN
 Fui a visitarlo, vive fuera del mundo,
mantiene las distancias con el pueblo
curte pieles, baja a la aldea
un par de veces en invierno.
Vende sus pellejos y objetos que talla
en troncos y ramas de abetos,
con el dinero que saca compra
aguardiente, tabaco y alimentos.
 Tenía cadáveres de animales muertos
que puestos a secar colgaban,
mezclando con el aire sus efluvios
que se agarraban a las gargantas.
Uno frente a otro sentados
comimos sopa de sémola y castañas,
en medio de un hedor insoportable
al que yo, acostumbrado  estaba.
Fui perro Brodeck y hombre mierda,
debía vaciar 5 letrinas
en que desahogaban los prisioneros
sus vientres dos veces al día.
Llenaba cubos con una cacerola
atada a un mango y en el río los vaciaba
si se soltaba debía sumergir las manos
en aquella masa inmunda para buscarla.
Hay cosas peores que la mierda
cosas que no huelen a nada,
pero corrompen los sentidos,
descomponen el corazón y el alma.
Centenares de alevines acudían
a retozar entre los excrementos,
agitando sus cuerpos plateados
enloquecidos por un manjar tan fétido.
La corriente diluía la inmundicia
hasta quedar el agua clara, y los reflejos
del sol golpeando la superficie
como sembrando monedas y esquirlas de espejo.
Aveces atrapaba pececillos
que se enredaban en mis piernas,
les sacaba las tripas y me los comía
antes que los guardias me vieran.
Sabía que si me descubrían comiendo
me enfrentaba a una pena de muerte,
como una exquisitez los saboreaba
mientras me lavaba en la corriente.
El olor a mierda era mi única ropa
mi pertinaz e inseparable vestido
en el barracón nadie se me arrimaba,
dormía así con mucho sitio.
 
La misión que me han encomendado
supera mis fuerzas y mi inteligencia,
me muevo entre palabras como un animal
acosado que huye y zigzaguea
tratando de despistar a cazadores y perros
me contengo, me vacío en el informe,
no uso ningún tono y transcribo
casi al pie de la letra las conversaciones.
No soy abogado ni policía, ni escritor
avanzo, me salto el hilo temporal,
retrocedo me voy por las ramas
y sin quererlo no explico lo esencial.
El alcalde está en mi casa, y advirtió
los pasos de mi hija y los cánticos de Emelia
hizo como que no los escuchaba
le viene bien hacer como si no existieran.
-Quiero ver el cadáver-dije imperturbable
pareció sorprendido y funesto
-¿acaso durante la guerra
no tuviste bastantes muertos?
No debes olvidar nada,
pero tampoco vayas añadiendo
 detalles que te desvíen de tu camino
solo, deja constancia de los hechos,
no olvides que te leerán personas
que ocupan relevantes puestos
no busques lo que no existe
o lo que no tiene remedio-
 
Se oían voces procedentes del concejo
me latía deprisa el corazón
en la sala se encontraba Gobbler,
el alcalde y el Sr. Knopf,
se oyeron fuera unos pasos lentos
acompañados por golpes de bastón,
un nuevo miembro llegaba a la cita,
 quedé petrificado al oír su voz.
Un sabor amargo colmaba mi boca
inundándola como si  me quisiera ahogar
cerré los ojos, mis manos se humedecieron
era Limmat quien acababa de entrar.
No quise volver la cabeza,
sentía yo su mirada en mi nuca
sintiendo que mi viejo profesor tenía
el alma corrompida y las manos sucias.
Perdí un pedazo de fe y esperanza
¿que hacia en aquella mesa tan parecida
a un juzgado o  un tribunal?...
entonces...¡el también lo sabía!
En las noches de mi infancia
cuando trataba de recordar el rostro paterno
me sorprendía haciéndolo aparecer
con los rasgos de mi maestro
Leí las diez hojas del informe
en un ambiente mas propio de un juicio
con un tono impersonal y ausente
totalmente inexpresivo
Dijo el alcalde rompiendo el silencio:
-muy interesante y bien escrito
les dije que me costaba encontrar las palabras
para atrapar la verdad de lo ocurrido,
que el tono no era el mas adecuado
para exhumar ocultos vestigios,
para hilvanar testimonios apropiados
y plasmar un fiel retrato de lo sucedido.
Limmat hablo:-conozco a Brodeck,
es un quijote que puede confundir los sueños,
no debe dejar que la imaginación
se adueñe de sus frases y pensamientos-
Göbbler quería saber de donde saque la gorra
-es un secreto, que no salga de este cuarto,
-le dije- me la ha cosido la Virgen María
y me la ha traído el Espiritu Santo.
 
Comentaban el forestal el hojalatero,
y el empleado del ayuntamiento:
-dibuja símbolos que en el cuaderno explican
lo que hemos hecho en otros tiempos,
para poder informar a sus superiores
por lo que no debe salir del pueblo, 
o tal vea quien no deba irse jamás
 sea su misterioso dueño-
Llegó una cesta con jamón, manzanas
pan, sopa de patata y puerros
sé que no lo remitía el estado
porque no me enviaban dinero.
No he podido evitar relacionar la lectura
del informe, con el envío de estos alimentos
es su forma de pagarme por lo que escribo
y por lo que quieren que duerma en mi tintero.
Me siento débil e inútil
mas me valdría irme lejos
e intentar levantar unos andamiajes
que logren auparme a dos dedos del cielo
 
PEIPER
No creo demasiado en dios
le he hablado durante mucho tiempo
creí que me respondía mediante signos
pero no era cierto.
Ahora se que no existe
que se ha ido para siempre,
pero sigo con la función
porque no perjudica a la gente.
Aquí viene unas cuantas almas que estarían
mas solas abandonadas y viejas
si cerraran el teatro, cada representación
les da un poquitito mas de fuerza.
Hay un principio del que no he renegado,
el secreto de las confesiones,
los hombres son extraños
y cometen las peores acciones,
sin formularse preguntas
sin calcular consecuencias y luego,
necesitan sincerarse porque no pueden
vivir con el recuerdo de lo que han hecho.
Me lo cuentan todo, soy su cloaca
el individuo en cuyo cerebro pueden volcar
todas las inmundicias, toda la podredumbre
toda la pus para poderse aliviar.
Se marchan listos y tan campantes,
bien limpios para volver a empezar,
sabiendo que la cloaca es muda
que a nadie lo puede contar.
Entonces pueden dormir tranquilos
mientras yo me sobro, me desbordo,
pues han metido mas de lo que cabía
en este humilde envoltorio.
El vino es el único amigo que me ayuda
a olvidar mi pútrido cargamento
tu estás solo en la tarea de contar lo peor,
Brodeck, yo estoy solo en la de absolverlo.
En la guerra los pueblos destrozan
historias que tardaron siglos en construirlas
amparan lo que antes condenaban
autorizan lo que antes prohibían.
La guerra es una mano que barre el mundo
es la coyuntura en que el mediocre triunfa,
el criminal recibe la aureola de santo
ante quien todos se arrodillan aclaman y adulan.
¿Porque soportan mis sermones
imprecaciones borracheras y delirios?
temen lo que se sobre ellos, por eso
no piden mi destitución al obispo.
El terror les tiene cogidos por los cojones,
es el miedo quien gobierna el mundo
yo se que no es agua bendita
lo que les resbala por la raja del culo,
me odian por habérmelo confesado todo,
y al Anderer, por ser como un espejo
que sin necesidad de abrir la boca
devolvía a todos su reflejo
 
Volví a la fonda por 2ª vez
necesitaba hablar con Schloss
para poder acabar el informe
precisaba ver la habitación.
Me entregó las llaves, no podía
dominar el temblor de mis manos,
el corazón golpeándome en el pecho
parecía un pajarillo asustado.
Estaba vacía, como si nunca
hubiera estado habitada,
olía a madera húmeda y jabón
en el suelo de alerce se veía una mancha
que gritaba a los 4 vientos
la heroica y memorable hazaña
de un pueblo, que tiño sus manos de sangre
porque un forastero les inquietaba
 
SCHLOSS
Cuando los alemanes ocuparon el pueblo
les di de beber, es mi trabajo
no quería morir por una jarra de cerveza
dijo: yo solo soy un mandado.
Mi mujer y yo tuvimos un hijo
con mis grandes manos temía ahogarlo,
que se me cayera al suelo y como un cristal
se rompiera en mil pedazos.
Vivió 4 días, murió sin nombre
por las noches me visita en mis sueños,
veo como se aleja sin poder pronunciar
ningún nombre para retenerlo.
Los fantasmas pueden tener una vida tenaz
y estar mas presentes que los vivos,
es extraña la vida de los hombres
algunos se preguntan para qué habrán nacido,
y otros se limitan a entreabrir la puerta
para echar fuera un vistazo
y al ver lo que la vida les ofrece
se marchan dando un portazo.
En presencia de mi mujer yo era fuerte
les hubiera escupido a la cara,
les hubiera rajado las tripas antes
de permitir que bajo mi techo lo mataran-
Es fácil lamentar las cosas
después de ocurridas
permite lavarte las manos y la memoria
hasta dejarlas como la patena limpias...
Pero yo recordaba la actitud
del fondista el día del suceso,
no daba la impresión de haberse quedado
atrás, ni tener remordimientos.
 
FINAL GUERRA
Había rumores contradictorios,
comentaban los recién llegados
que la guerra llegaba a su fin y nosotros
en el bando de los vencedores estábamos.
En la mirada de los muertos vivientes
en que nos habíamos convertidos
se encendió una luz como un destello
que hacia mucho se había extinguido.
Para reafirmarse como nuestros amos
los guardias la emprendían a patadas,
golpes y bastonazos con el primero
que cerca de su lado pasaba.
Con un collar alrededor del cuello
sujetándolo  a una correa
yo, a 4 patas delante, el erguido
sobre sus piernas y sus certezas.
Se llamaba JOSS SCHEIDEGGER
tenía  tres hijos y una esposa,
he tratado de olvidar su nombre
pero nadie manda en su memoria.
Hubo un enorme alboroto, mucho ruidos
órdenes y preguntas vociferadas,
los guardias corrían en todas direcciones
sus pertenencias en los camiones cargaban.
En el aire, como imponiéndose al hedor
que despedían nuestros cuerpos,
flotaba otro olor acre y apremiante
¡había cambiado de bando el miedo!
Ahora ni siquiera existíamos
antes solo eramos como esclavos,
en su precipitada y agitada fuga
de nosotros se habían olvidado.
Mi amo vigiló a su alrededor,
cuando nadie miro se acercó a la perrera
se arrodillo junto a mi, buscó en su bolsillo
sacó una llavecita pequeña,
murmuro: -a saber quien pagará por todo esto-
mirándome por primera vez a los ojos
solté un lúgubre y melancólico ladrido
que imitaron y prolongaron los dogos.
En apenas una hora no quedaba
ningún guardia en el campamento
tímidamente las sombras comenzaron
a salir de los barracones en silencio.
Mejillas hundidas, siluetas vacilantes,
en una procesión de libertad,
se produjo algo increíble
que nadie se atrevió a nombrar.
Ante los centenares de criaturas
que poco a poco volvían a ser personas,
la mujer del comandante del campo
apareció ante ellos totalmente sola.
No creo en dios ni en el destino
pero estoy dispuesto a aceptar,
que en el encuentro entre víctimas y verdugo
intervino algo mas que la mano del azar.
Aquella mujer que unas veces
ordenaba ahorcar y otras cantaba nanas,
no sabía que estaba sola
creía que todavía quedaban guardias
dispuestos a matarnos a golpes
si ella se lo ordenaba,
el ritmo se le aceleró al tiempo
que la intensidad de sus gritos bajaba.
Golpeó con los puños a los primeros
nadie se lo impidió, solo se apartaban,
fue metiéndose entre el río de prisioneros
las aguas se cerraban a sus espaldas.
Nadie le puso la mano encima
no se oyó ningún grito ninguna queja,
tuvo un final sin venganza, sin odio
sus palabras se ahogaron con ella.
La imagino tropezando, cayendo al suelo,
amarrando las sombras con sus brazos,
sus blancas piernas, su delicado vientre
su angelical rostro empolvado.
No le prestaron atención ni ayuda
tampoco se ensañaron con ella,
simplemente caminaron, pisándola
como se pisa el polvo la ceniza o la tierra.
Quedó de ella un amasijo hinchado
una masa redonda sanguinolienta,
una melena rubia embarrada,
unos puños apretados como piedras.
Volvió a por la cadenita de oro
que llevaba al cuello su niño, no sabía
que cuando se abandona el infierno
no es conveniente volver atrás la vista.
Es lo mismo morir por ignorancia
o bajo los pies de hombres que recuperaron su libertad
la muerte no es exigente, no pide héroes
ni esclavos... se come lo que le dan.
 
Las semanas que precedieron al suceso
el pueblo se tensó como un arco
sin saber qué flecha dispararía
ni cual sería su verdadero blanco
Hacía un calor abrasador
las fuentes se secaban, el río parecía
un pequeño arroyuelo
donde las truchas morían,
las vacas daban poca leche,
la sequía no conoce culpables,
hay que pagarla con lo que sea
no se le puede reprochar a nadie.
Bajo las puertas de sus casas
encontraron todos los habitantes
una tarjeta invitándolos a la fonda
bajo el lema”retratos y paisajes”
En el río de cuerpos que al bar se dirigen
no van mujeres, solo hombres
aunque las hay que saben y piensan
feas y guapas falsas y nobles,
mujeres que nos han traído al mundo
que la vida nos han otorgado,
para después proporcionarles
tantas ocasiones de lamentarlo.
Los peldaños empezaron a crujir
en lo alto apareció el Anderer,
vestía una túnica blanca y amplia
que le llegaba hasta los pies.
Hablo: he viajado mucho por el mundo
tal vez esa sea la razón
de que mis ojos vean mas
y mis oídos oigan mejor
creo haber comprendido gran parte
de vuestros caracteres y vuestros paisajes
acepten mis pequeños trabajos
como un sincero homenaje-
Volvió el forastero a su cuarto
el fondista fue retirando los retales
que cubrían los cuadros, en ese momento
sonó un trueno seco y cortante.
Eran dibujos realizados
con grandes pinceladas o finos  trazos,
hubo sorpresa y risas cuando algunos
se reconocieron en los retratos.
El parecido no era perfecto
se limitaba a evocar ecos familiares,
resonancias que acudían a las mentes
completando el retrato que tenían delante.
Hubo sorprendentes revelaciones
sacaban a la luz cuanto habían sido
componían los retratos una tétrica
galería de desollados vivos.
En la plaza de la iglesia, en el suelo
una mancha de tinta en el lugar exacto,
recordaba la sangre manada del cuerpo
de Aloïs Cathor al ser decapitado.
En el bosque inclinando la cabeza
para mirarlo mejor de lado,
las raíces de los sauces evocaban
las  3 mujeres que habían matado.
Vieron lo que eran, y lo que habían hecho,
rompieron los dibujos en mil pedazos
porque contaban cosas que no convenía,
revelaban verdades que habían enterrado.
No dejó de llover en 2 días
como si el cielo necesitara hacer limpieza,
lavar los trapos sucios de los hombres
carentes de remordimiento y vergüenza.
Imagino al Anderer en su ventana
viendo el espectáculo con una sonrisa
donde los hombres vomitaban sus odios
y el cielo le hacía justicia.
Era el triunfo del director de orquesta,
pero a veces es mejor no tener razón,
de lo contrario te lo hacen pagar caro
no hay allí lugar para el perdón.
No se disculpa el alcalde por el destrozo
de sus obras, sino que las justifica:
-no se queje si le dan patadas
cuando les hecha pimienta en las heridas,
usted despierta cosas dormidas
será mejor que se vaya
no conducirá a nada nuevo,
no sabemos su nombre ni quien lo manda-
La conversación corrió como yesca seca
ya nadie le saludaba,
los niños no le seguían y los paisanos
al cruzarse con él se santiguaban.
No se quejó al encontrar a sus animales
totalmente desatendidos,
llenó bebedero y comedero
los tranquilizó hablándoles al oído.
Al día siguiente Diodeme vino a buscarme
me llevó hasta la curva del río,
su cara reflejaba una desgracia
no habló en todo el camino.
El río es muy profundo en esa revuelta
y su lecho es tan sumamente claro
que se ve el fondo como si lo tuvieras
al alcance de la mano.
He visto llorar a muchos hombres...
nada comparable con el Anderer, su rostro
crispado por el sufrimiento, comprendiendo
que se lo han arrebatado todo.
Su lamento parecía un canto fúnebre
no lloraba ni hacía grandes aspavientos,
era la voz del dolor, palabras de un alma,
palabras que vienen del fondo del cuerpo.
Parecía atrapado en la perpetua pantomima
de la locura, se estremecía, temblaba,
viendo como las crines de la cola
de su yegua se hundían en el agua,
adornado con burbujas como perlas
el pelaje del asno estaba
las ondulantes crines de la yegua
se mezclaban con las algas,
de tal modo que daba
la sensación de contemplar
a dos animales mitológicos
ejecutando un ballet irreal.
Les habían trabado con cuerda
fuertemente entre sí sus patas,
la gente se fue marchando
nadie le ayudó a sacarlos del agua.
No mostró el alcalde sorpresa
llegó con un tiro de bueyes,
tal vez porque estaba en el ajo
o porque lo habían puesto al corriente.
La crueldad de aquellas muertes
no escandalizó a nadie,
la mayoría pensó que era la única forma
de obligarle a marcharse.
Matar sus monturas para darle a entender
que debía irse, era privarlo
de su medio de transporte, pero los asesinos
rara vez reflexionan sobre sus actos.
El señor Socrates y la señora Julia ardieron
en una pira alzada cerca del río
llegó la noche y una voz cargada de pena
gritaba ante todas las puertas “asesinos”
Como un sereno recordaba a los habitantes
lo que habían hecho o no habían impedido,
no se abrieron postigos ni puertas
los lugareños taparonse los oídos.
A la noche siguiente volvió a escucharse
la misma lúgubre cantinela
en todas las calles “asesinos,asesinos,
asesinos” ante todas las puertas.
Yo rezaba para que callara
para que no siguiera crispando los nervios
la tercera noche se abrieron postigos 
por los que insultos y piedras llovieron.
Me costó dormirme, en noches
como esa aprendí que los muertos,
se sientan al borde de nuestra cama
y nos visitan en sueños.
La siguiente noche reinaba el silencio
 sus gritos no se escucharon,
Fedorine me mando a la fonda
por mantequilla para hacer mantecados.
Abrí la puerta volvieron a mi sus caras
estaba reunido el pueblo al completo
el terror se apoderó de mi persona
cuando comprendí lo que habían hecho.
Me pidieron que escribiera un informe
cerrando sus cuerpos en torno al mio
mi trabajo está acabado
lo que hagan con él no es asunto mío.
Se lo he entregado al alcalde, no me he metido
 en honduras tampoco lo he maquillado,
no tenía cara de muchos amigos,
lo cogió distraído con gesto mecánico.
Hasta sus rasgos habían perdido
su habitual brutalidad,
y una especie de tristeza
atenuaba un tanto su fealdad.
Esperé horas, mientras lo leía
no dejaba traslucir sus emociones,
-soy el alcalde, dijo al acabar la lectura,
mi labor es como la de los pastores,
deben cuidar los animales que les confían
no tienen obligación de quererles
pero deben proporcionarles agua, hierba
 alejarlos de las abruptas pendientes,
de las rocas de las que podrían despeñarse,
de alimañas que podrían atacarlos,
deben buscar apriscos seguros
para mantener a salvo el rebaño,
 debe el pastor pensar en el mañana
lo que pertenece al ayer, pertenece a la muerte,
lo que importa es vivir, tu bien lo sabes
porque volviste de donde no se vuelve,
el rebaño cuenta conmigo
para que aleje peligros y recuerdos
es el momento de olvidar el pasado
comenzar la andadura partiendo de cero
nuestro pueblo es pequeño, pero frágil
sobrevivió de milagro a una guerra
que le paso por encima para  aplastarlo
no despiertes a la bestia-
Metió el informe en la estufa,
 las hojas ante mis ojos se abrieron
como pétalos de una flor atormentada
se tornaron rojas,grises y se deshicieron.
-Has quemado un informe, pero lo tengo en mi cabeza-
-respondió-son solo papeles, es verdad
que contenían todo lo que el pueblo
está esforzándose por olvidar-
Conté a Fedorine lo sucedido. Dijo
-la decisión es tuya, haremos lo que decidas-
las miré a las tres, mis tres amores
la abuela, la mujer joven,la pequeña niña.
Una dormía como si no hubiera nacido,
la otra cantaba como si no estuviera allí,
la tercera me hablaba como si ya se hubiera ido,
vi claro el camino que debía seguir.
Ahora escribo en mi cabeza
no existe libro más intimo
este no tendré que esconderlo
hemos salido sin hacer ruido.
He llevado a las tres en brazos
Fedorine no pesa nada y es  tan vieja...
he echado a andar con mis tres tesoros
montadas en la vetusta carreta.
He pasado por todas las fuentes
de todas bebí un sorbo de despedida,
las calles estaban silenciosas
los habitantes del pueblo aún dormían.
La noche era oscura y fría
parecía como si se arrebujara
en su negrura dando vueltas y mas vueltas
en su lecho al calor de las sábanas.
He cruzado el río por el viejo puente de piedra
me he detenido un instante para oír su murmullo
sus aguas cuentan cosas a quien sabe escuchar
con los oídos del alma sus lacerantes susurros.
He visto a Ohnmeist, parecía
esperarme para mostrarme el sendero
comenzaba a arrojar sus luces el alba
cuando me ha dado cuenta de que no era el perro
Era un zorro, viejo y muy bonito
ha vuelto su cabeza y me ha mirado,
luego ha desaparecido entre las retamas
con un rápido y vertiginoso salto.
Junto al calvario del hermoso
y extraño cristo me he vuelto
para lanzar una última mirada
y despedirme de mi pueblo.
Desde aquí la vista es espléndida
aunque se vea todo pequeño
y las casa parezcan de juguete...
pero esta mañana no he visto eso,
no había niebla, ni nubes, ni bruma,
mi pueblo había desaparecido por completo,
y con el, los seres vivos, los dolores
las fuentes los bosques las rocas y senderos,
el paisaje y cuando de él formaba parte
se habían borrado a mi paso
como si a medida que yo avanzaba
alguien hubiera ido desmontando el decorado,
plegando bastidores, apagando las luces
pero yo no soy culpable de su desaparición,
no la he provocado ni la he deseado
recuérdenlo, por favor
 
Todos tenemos en nuestro interior
un oscuro lugar
donde lloramos a solas
lo que no podemos confesar
Pero si olvidamos nuestros errores
estamos condenados a desaparecer,
mi nombre es Brodeck
y no tuve nada que ver...